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PAC: Andalucía evita el desastre
LAEDICION.NET.-EL pasado
miércoles, la Comisión Europea, la Eurocámara y los 27 estados alcanzaron un
acuerdo sobre la nueva Política Agraria Común (PAC) que se aplicará hasta 2020.
En lo que respecta a Andalucía, el texto suaviza la propuesta inicial de
Bruselas, que proponía una evolución gradual hacia la tasa plana, en la que
todo productor -sea cual fuere su territorio, cultivo o sistema productivo-
recibiría lo mismo. Eso hubiera supuesto para Andalucía -con un nivel de ayudas
por agricultor bastante superior a la media española y europea- una
transferencia de rentas a otras regiones que se calculó en su momento en mil
millones anuales. Teniendo en cuenta que en pagos directos la región recibe
1.600 millones, el daño hubiera sido terrible. La fórmula acordada neutraliza
la amenaza: la temida convergencia -la evolución hacia esa tasa plana- se podrá
efectuar sólo dentro de una comarca, lo que impediría el trasvase entre
autonomías, y únicamente entre sistemas productivos similares, lo que evita una
transición hacia un modelo agrario de bajo rendimiento. Además, esa
convergencia queda limitada al 60% de la renta media en 2019, con lo que la
transferencia entre agricultores de la misma comarca tampoco será excesiva.
Viendo de dónde se partía y hacia dónde se ha llegado, es indudable que la
negociación se ha saldado de forma positiva para España, y es de valorar el
trabajo del ministro, Miguel Arias Cañete, en Europa, y del consejero de
Agricultura, Luis Planas, que en un caso raro en la vida política nacional no
sólo no ha convertido la PAC en un asunto de confrontación sino que se ha
mostrado como un leal aliado del Gobierno. Es lógico que el consejero se
muestre prudente sobre el resultado. Falta culminar el reparto interno -muy
complejo, por su dificultad técnica- en la negociación con las autonomías,
aunque ya el marco está establecido y no parece probable que Andalucía pierda
peso. También tiene razón en que, pese a los avances respecto al punto inicial,
ésta no es la PAC que hubiera querido Andalucía. No hay que olvidar que el
presupuesto europeo para la política agraria se reduce un 13% y que a España
llegará más o menos lo mismo -35.000 millones hasta 2020- que en el periodo
anterior, lo que en la práctica es una merma por la evolución de los precios.
Tampoco ha sido escuchada la principal reivindicación del sector: medidas de
mercado suficientes para hacer rentable la producción. Salvo detalles, la UE ha
pasado por ahí de puntillas. Y la tasa plana, aunque descafeinada, entra en la
agenda y no es improbable que después de 2020 se profundice en ella. Los
nubarrones se han alejado pero pueden volver, y por ello es necesaria, más que
nunca, una estrategia nacional para el campo que haga más competitivo al sector
y menos dependiente de las ayudas.
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