domingo, 6 de julio de 2008

"No me siento una figura, me siento una trabajadora más.

Sara Baras disfruta bailando. Verla sobre el escenario y escucharla hablar lo demuestra. Su pasión, su entrega, su fuerza y, sobre todo, su sonrisa, no dejan lugar a dudas. Sobre las tablas, esta popular bailaora gaditana derrocha "Sensaciones", hace realidad sus "Sueños" y ahora ofrece todo un catálogo de "Sabores" flamencos. Un espectáculo dedicado a su madre y maestra Concha, que tras una gira internacional de gran éxito recala en Madrid, donde permanecerá una larga temporada.

Por Daniella Montenegro

¿Qué es "Sabores"?

"Sabores" es un recorrido por diferentes palos del flamenco, donde intercalamos números de grupo con números de solista. Hay dos artistas invitados, que son José Serrano y Luis Ortega, de los que me atrevo a decir que son dos de los bailaores más importantes de este país. La música corre a cargo de todos los músicos de la compañía, dirigidos por José María Bandera. Además hay una colaboración especial de José Carlos Gómez. Y no más.
Es baile y baile, queriéndole dar a cada palo del flamenco un color y una actitud. Son una serie de palos unidos sin ningún argumento, sin ningún guión, pero sí de una cierta manera dinámica. Algo que es muy típico en el flamenco es que termina un palo, hay un oscuro, los guitarristas afinan y entra otro. Aquí no, aquí hemos hecho un trabajo un poco más delicado en el sentido de que cada palo del flamenco se va trasformando en el siguiente. Hay siempre un detalle de color del número anterior y del que va a venir para el siguiente. Vamos dándole paso al siguiente artista, la coreografía está siempre unida.
Entonces, en cierta forma se puede decir que es un espectáculo con un toque didáctico.
Realmente es un recorrido, un recorrido por diferentes palos. Sabemos que el flamenco tiene una riqueza tan grande que lo hace fácil de llevar. Cuando sale una siguiriya está claro, más o menos, que el color que va a tener es oscuro. Si sale una alegría está claro que va a ser claro. Es algo como muy evidente para el flamenco, pero hecho de una manera más cuidada.A mí me gusta cuando alguien no sabe diferenciar un taranto de un martinete, pero sin embargo luego te pregunta qué palo es el que ibas vestida de naranja. Le contestas que el taranto y te responde "pues me ha encantado el taranto". Es como que ya hay alguien que antes no se planteaba el diferenciar los palos del flamenco y que sin embargo con este espectáculo ve muy clara la diferencia que tiene un número de otro.
El espectáculo está dedicado a tu madre Concha. ¿Qué significa ella para ti?
Ella ha significado todo en mi carrera. Yo le debo todo a mi madre. Es una mujer muy especial. Es una maestra dura, difícil. Es una de esas maestras a las que uno les tiene miedo nada más entrar en el estudio, pero que consigue sacar de ti la verdad, si la tienes. Consigue que saques de dentro todo lo que tienes guardado, y eso me parece muy interesante en una maestra. Hay otras maestras que son muy buenas, pero que sales de su clase un poco como si fuéramos clones. Salimos todos imitando a la maestra. Con mi madre eso es diferente. Cada uno sale con su propia personalidad, pero sin embargo has aprendido cosas y te has mejorado.
Realmente este es un momento muy importante para mí. Nunca le había dedicado nada, aunque siempre le digo que todo ha sido dedicado a ella. Esta vez no sólo es de puerta para adentro, sino anunciándolo y diciéndolo. Va por ti, mamá. Además, la cara que ella tuvo el primer día cuando lo vio me vale por todo ya.

¿Y por qué ahora?
"Sabores" es una especie de resumen más completo. "Sensaciones" y "Sueños" aún no eran espectáculos con argumento. Todavía no había interpretado un papel tan fuerte como la Pineda o Juana. Yo necesitaba saber que podía interpretar, que podía contar una historia mediante el baile. Para ello di mis clases de arte dramático.
Eso me ha hecho volver a mis raíces con más peso. Me siento más completa. Siento que hay algo más, que no es solamente que baile por soleá o por alegrías, sino que tu manera de pensar sobre el espectáculo está mucho más abierta. Eso me ha hecho poder decirle a mi madre, "aquí hemos crecido y te lo quiero demostrar, te quiero agradecer que todo es gracias a ti".Aunque un artista trabaja muchas horas no pienso que el flamenco llegue a ser un trabajo, con un horario fijo. Es una forma de vida. Mi forma de vida, que me encanta, se la debo a ella. Ella me descubrió el flamenco. Ella me ha enseñado muchas cosas a nivel personal. Y eso me hace tener siempre los pies en la tierra, y no volverme loquita. Todo es por ella.

Por un lado están los espectáculos como este "Sabores", sin hilo argumental, y por otro trabajos más teatrales como "Juana la Loca" y "Mariana Pineda". ¿Cómo te sientes más a gusto, interpretando con el baile o bailando sin más?
Es muy diferente. Hay un momento en el que cuando te acostumbras a interpretar y a meterte en el pellejo de otra persona cuando vuelves a lo tuyo, en principio, es un poco extraño. Te preguntas por qué me río yo aquí, por qué lloro yo aquí o por qué entro rápido o por qué entro lento. Sin embargo, cuando tienes un guión está directamente todo puesto ahí, cómo entras, el palo que tienes que meter.
A mi ahora me apetecía mucho hacer flamenco normal, flamenco pa'lante.
Cuando llevas una temporada haciendo un tipo de espectáculo y coges otro es fantástico. A mi ahora me apetecía mucho hacer flamenco normal, flamenco pa'lante porque, entre los dos años de la Pineda y los dos años de, llevaba cuatro años metiéndome en personajes que sufren mucho y hay un momento que eso te afecta. Cuando haces la muerte de la Pineda lo pasas mal y no disfrutas igual que cuando estás bailando por bulerías o por soleá y el cantaor alarga la letra porque le da la gana o pides una falseta porque te apetece
Es otra manera. Realmente creo que se disfruta más en espectáculos como este. "Sabores" no está buscado. Sin embargo, en Juana la Loca o tienes que dar vida a esos personajes. En este ni entras ni sales, directamente es la música, es el silencio, es el telón, es cualquier cosa la que te inspira. En el otro tienes que meterte en el personaje. Pero fíjate que para mí lo difícil no ha sido tanto el meterme sino el salir del personaje. A veces cuando llegaba el fin de fiesta con el público en pie aplaudiendo la gente me decía que no me veía muy contenta. Claro, como iba a estar alegre si me acababa de morir.
Este espectáculo cierra una trilogía compuesta también por "Sensaciones" y "Sueños". ¿Qué diferencia a "Sabores" de los otros dos?
Creo que "Sabores" es más completo. Realmente pienso que "Sueños" estuvo mejor que "Sensaciones". No es que "Sabores" sea mejor que, pero es más completo. El cuerpo de baile, la compañía, ha crecido y evolucionado mucho.

Cuando bailo de solista pienso que bailo mejor que antes.
Una parte es Sara sola y otra la compañía. Cuando bailo de solista pienso que bailo mejor que antes. He aprendido más y lo hago mejor, al menos eso creo yo. Lo que sí que veo, sin lugar a dudas, es que la compañía está mejor. El cuerpo de baile es casi el doble, son diez entre chicos y chicas, creo que está todo más cuidado, que las cosas tienen más sentido.

La diferencia entre una creación que hago ahora y una que hacía antes es que antes me faltaban cosas, tenía que exprimirme el coco para que me saliera más cosas. Hoy en día me sobran, cuando monto algo tengo que ir quitando y depurando los movimientos, los cortes, los palos. Ahí se ve y se siente que hemos aprendido un poquito más.
"Sabores" es el espectáculo que más nos gusta hacer de todos los que hemos montado hasta ahora. Aunque tiene momentos muy profundos, como hay momentos también de cada uno, cada uno va pasando su energía al otro. Entre todos hacemos que los sabores exploten.
En "Sueños" había más número míos sola. Era un poco más solitario. Era un poco más concierto de flamenco, este es más espectáculo. Aunque aquí también bailo mucho. Bailo el "A fuego lento" con los dos artistas invitaos. Es un número muy especial, como una bulería lentita. Después bailo un taranto, un martinete, una zambra y la bulería final. En total hago cinco números.
Hay gente que me dice que le gusta mucho el espectáculo pero que quieren que baile más. Les contesto que más no se puede, que cinco números ya es mucho. Yo intento dosificar para que todo tenga su justa medida, pero aquí, al ser dedicado a mi madre, me entrego

La gira internacional está siendo todo un éxito. ¿Cómo lo estáis viviendo?
Ha sido bestial. Realmente, a veces eso te da más miedo. Cuando llegas con tan buenas críticas parece que aquí, en Madrid (España), te van a mirar con lupa. No me importa mucho porque tenemos todo muy cuidado y hay un gran trabajo. En cuestión de gustos que cada uno opine lo que quiera, pero creo que nadie puede cuestionar que es un trabajazo con toda la honradez del mundo.
A "Sabores" le ha dado mucho el haber tenido tanta diferencia de público de un sitio a otro. Estrenamos en París, hemos estado en Londres, en Barcelona, en Moscú, en San Petersburgo, en Buenos Aires, en Ecuador, en Chile. Ha sido muy fuerte, el público era muy diferente de un lado a otro, el teatro superdiferente, uno al aire libre muy grande, otro muy antiguo estilo italiano. Durante la gira "Sabores" ha ido saboreando diferentes públicos y diferentes momentos. Ahora llegamos a Madrid a soltar toda la fuerza y toda la experiencia que hemos ido recogiendo.
¿Y cómo se ve el flamenco fuera de España?
Es impresionante. Hay lugares, fuera de España, en los que se da mucho sitio al flamenco. Hay sitios en los que hay un festival con montajes de todo el mundo, y ahí está el flamenco. Eso es muy interesante, pero a veces también te da pena. Llegas aquí y no sabes qué decir a gente que está empezando. ¿Dónde van?
El flamenco no tiene pasaporte, ni lengua, ni fronteras.

El flamenco es uno de los artes más fuertes del mundo. El flamenco no tiene pasaporte, ni lengua, ni fronteras. Si embargo, aquí, en España, a veces necesitaríamos más ayuda. No lo digo por mí, porque yo tengo la suerte de mantenerme por mis propios medios. Mi compañía es privada, nos mantenemos del público y este, por suerte, responde. Pero cuando alguien que baila, jovencito, viene a mi camerino y me pregunta, "¿Sara, dónde puedo ir?", te da una pena tremenda porque realmente no hay escuelas ni compañías para empezar. Por eso muchos se tienen que ir fuera.

Afortunadamente ese no es mi caso. Yo siempre me he sentido muy querida y muy respetada por el público de mi país. He tenido más reconocimiento del que podía esperar. Todo gracias a un equipo que tiramos para adelante y al que el público respondió, pero no porque alguien haya venido a ayudarnos. Las producciones cuestan mucho dinero y mucho trabajo. Hoy día ya tenemos hasta un lugar para ensayar, pero cuando empezamos no teníamos ni lugar de ensayo ni nada.

Yo veo a gente que baila muy bien y que realmente no tiene dónde hacerlo. Tiene que arriesgarlo todo, como en mi caso lo arriesgué yo y me salió. Pero tengo compañeras que bailan muy bien y que tienen que acabar dando clases o irse de España. Eso es una pena. Una cosa es que dejes tu ciudad para ir a otra, por ejemplo Madrid, que era donde estaban los principales maestros, cosa que hemos hecho todos. Yo adoro mi tierra, Cádiz, pero hubo un momento en que me tuve que venir. Una cosa es eso y otra cosa es que haya gente que tenga que emigrar a otros países para buscarse el pan.

Después de tus éxitos en medio mundo y los reconocimientos fuera y dentro de España, ¿te sientes una figura del flamenco?

Yo me sigo sintiendo la misma de siempre.
Yo no me siento una figura, yo me siento una trabajadora, una bailaora más. He tenido mucha suerte y sé que tengo momentos que son de privilegiada. Por ejemplo, el hecho de poder elegir el espectáculo que quieres hacer, poder elegir la gira. Sin embargo, yo me sigo sintiendo la misma de siempre. Cuando viene un compañero y hace una patada nueva, estoy loca por cogerla. Realmente, pienso que el trabajo en equipo es muy importante y que mi nombre es el primero que se ve, pero que esto es un trabajo de muchos. Me siento una trabajadora más, una luchadora más que lucha por el flamenco, por el baile, por la cultura, por el teatro.

Hoy en día hay tantas cosas tan feas que no te cuesta trabajo reivindicar una y otra vez lo importante que es nuestra cultura. Con lo difícil y lo bonito que es el flamenco, algo que es nuestro, cómo no se promociona más. El flamenco nace de aquí y viaja por todo el mundo. Lo de Japón es impresionante, pero yo me acuerdo en Australia, de gira, parar en un bar y el chico tenía puesto al Agujetas. Es alucinante, el flamenco llega al último corazoncito de la última persona que te imagines. Muchas veces me pregunto que cómo este país no hace que la música de Paco de Lucía esté todo el día sonando en la radio. Paco, , Camarón, son personajes que han enamorado al mundo entero y a los que muchos españoles, en muchos casos, ni siquiera siguen ni conocen. Por eso hay que agradecer a gente como vosotros y vuestra página, que por cierto consulto con frecuencia, que se dedican a difundir un arte tan universal como el flamenco. Es alucinante, el flamenco llega al último corazoncito de la última persona que te imagines

En esa línea de abrir el flamenco a otras gentes y otros ámbitos encontramos tu espectáculo junto a Josep Carreras ¿cómo lo viviste?
Lo de Carreras ha sido muy especial y muy bonito. La verdad es que nos emocionamos mucho el día del estreno. De momento sólo hemos hecho dos funciones, pero nos gustaría hacer una gira cuando nos lo permitan nuestros compromisos.
Es muy interesante ver que cuando la gente dice que la canción lírica técnicamente supera al flamenco eso es algo que realmente no es verdad. Con José Carreras lo interesante de la unión es que la canción lírica no ha pasado por encima el flamenco. El flamenco y la canción lírica aparecen como hermanos. La lírica tiene este detalle y el flamenco tiene el otro, pero la fusión es bestial.Carreras se reía porque yo decía que uno de los cantaores a los que más quiero es y que a él le iba a mirar como si fuese ese cantaor. Le decía que iba a hacer como si Rancapino me estuviese cantando por seguiriyas, solamente que él me estaba cantando otra cosa. La fusión era muy fuerte y compleja, pero la entrega entre nosotros fue tal que no chocaba, rítmicamente era una pasada lo que hicieron los músicos.

El flamenco encierra mucho y yo creo que con los ojos abiertos y el corazón dispuesto a sentirlo uno baila mejor.

¿Para terminar, un consejo para aquellos que están aprendiendo flamenco?
Primero te tiene que gustar y después te tienes que entregar. Esto no puedes decir que es de ocho a tres. Esto es una forma de vida y cuando consigues sentirla, entonces estás dentro. Además es muy importante el respeto a los maestros.
Hay que tener los ojitos muy abiertos y estar dispuesto a verlo todo. Yo muero por Camarón, pero eso no quiere decir que no escuche otras cosas y que no me hagan llorar otros cantaores, como Enrique Morente. En el baile pasa igual, hay que verlo todo, hay que aprender todos los estilos, hay que preguntarse constantemente el porqué.
El flamenco encierra mucho y yo creo que con los ojos abiertos y el corazón dispuesto a sentirlo uno baila mejor.

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