martes, 29 de julio de 2008

Pedro Solbes advierte que la crisis hay que pagarla entre todos por su gravedad


Propone que empresarios y trabajadores moderen beneficios y salarios para proteger el empleo

El Gobierno parece admitir ya sin ambages la «gravedad» de una crisis que hasta hace apenas dos semanas no era tal para sus responsables, quienes hablaban sólo de «desaceleración», eso sí «fuerte». Lo hizo en el Congreso de los Diputados y apenas cuatro días después de reducir a la mitad sus previsiones de crecimiento para 2008 y 2009. Fue justo el mismo sitio en que hace apenas un mes el presidente José Luis Rodríguez Zapatero reconocía «un claro empeoramiento» de la situación, si bien evitaba utilizar la palabra 'maldita'. Allí su vicepresidente económico, Pedro Solbes, se dio ayer un baño de 'realismo', aunque a juicio de la oposición se quedó a medias.

Y es que, si bien admitió que hay un porcentaje «significativo» de ciudadanos «claramente afectado» por las dificultades, al que «hay que cuidar mucho», insistió en que otra parte de la población percibe los problemas de forma distinta y eso se nota con claridad en el consumo. En cualquier caso, dejó claro que dada la «gravedad» de «la crisis» actual habrá que «pagarla entre todos», cada uno «en la parte que le corresponde».

Explicó en este sentido que al Estado le corresponde implementar medidas que generen «serenidad» y «confianza», entre las que estarían actuaciones como la devolución de los 400 euros a través del impuesto de la renta o el aumento de las líneas de financiación pública gestionadas por el Instituto de Crédito Oficial (ICO), decisiones que en conjunto han tenido un coste cercano a los 6.000 millones y que, sin embargo, para buena parte de la oposición han sido «tirados por la borda» porque sus objetivos han resultado «insuficientes».

Respecto a empresas y trabajadores, Solbes les emplazó a apretarse el cinturón para asegurar la continuidad del empleo, de manera que haya un reparto «equilibrado» entre salarios y beneficios empresariales en pro de la moderación y un cierto alejamiento de las tensiones inflacionistas, si bien, contrario a indicar a las compañías lo que deben hacer con sus ganancias, se limitó a apelar a su «responsabilidad».

Más subidas de precios

Advirtió, asimismo, que es probable que los precios vuelvan a repuntar entre julio y agosto -en junio el IPC llegó hasta el 5% en tasa interanual, su valor más alto en 13 años-, pero tampoco descartó una «sorpresa» a la baja si el petróleo mantiene su descenso, que le ha llevado a abaratarse en 20 dólares en apenas dos semanas y cotizar ahora en el entorno de los 124 dólares por barril.

Ya sea de una u otra forma, lo que sí dejó claro el vicepresidente es que, salvo «catástrofe mayor» este verano, el Gobierno no volverá a modificar su cuadro de previsiones macroeconómicas, de modo que mantendrá su estimación de que el PIB sólo aumentará un 1,6% en 2008 y apenas el 1% en 2009, con el añadido de un déficit público en ambos ejercicios, si bien será en el segundo cuando la crisis «tocará fondo» para, ya en 2010, recuperar tasas de crecimiento cercanas al 3%; eso sí, siempre que se normalicen los mercados financieros internacionales y se estabilice el
coste del crudo.

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