domingo, 17 de agosto de 2008

"Levantó el brazo, dijo que le había dado un calambre y luego se desmayó"

Declaraciones de una de las amigas que vio morir al joven Juan Jesús junto a una atracción de Feria · El pueblo entero se volcó ayer para dar el último adiós al menor de 14 años

Tabernas era ayer un desierto. Apenas había gente por sus calles. Todos, o casi, estaban en el cementerio municipal rindiendo su último adiós a uno de sus hijos, Juan Jesús A. de tan sólo 14 años, que falleció en la madrugada del viernes, a las 01:00 horas, tras recibir una fuerte descarga eléctrica de una farola que estaba solapada a una atracción de coches de choque de la Feria.

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ía y medio después la sensación generalizada entre los taberneros es una mezcla de desolación e impotencia. Muchos aún siguen sin explicarse como pudo morir mientras continúan sus quehaceres diarios con la mirada cabizbaja en una mañana de sábado en la que el sol se cebaba con Tabernas, como tantas otras veces en un mes de agosto.

El colectivo más afectado, juntos a sus familiares y los allegados de Juan Jesús, son sus amigos y los jóvenes taberneros.

Todavía con la memoria fresca por la muerte de otro menor hace tres años en una pelea que tuvo lugar en la discoteca Flaming Star, a escasos metros donde se desplomó Juan Jesús, ayer se mostraban esquivos y rehuían de los focos y de las preguntas. Grandes gafas de sol les servían de parapeto para esconder sus caras de tristeza y abatimiento.

"Yo estaba con él. Apoyó sus manos en la farola mientras se bajaba de la plataforma de los coches de choque y cayó al suelo. Levantó el brazo y dijo que le había dado un calambre y luego se desmayó. Todos pensábamos que era una broma, porque era un niño muy bromista, pero cuando vimos que no se levantaba del suelo corrimos a ver lo que le pasaba y no respondía a nuestras llamadas", afirma entre llantos una de las amigas de Juan Jesús que presenció su esperpéntico desenlace.

"Entonces, prosigue, su amigo Gabi le metió rápidamente los dedos en la boca para sujetarle la lengua para evitar que no se ahogara y mientras fuimos a buscar a sus padres", explica su joven amiga de la misma edad.

"No pudimos hacer nada", exclama mientras apenas puede contener sus lágrimas. "Su padre llegó a los pocos minutos y se lo llevaron al centro de salud donde intentaron reanimarlo con palas desfibriladoras pero dicen que ya se había muerto", lamenta.

A las diez y media de la mañana se oficiaba la misa en la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, que se quedó pequeña para albergar a un pueblo entero desolado tras la muerte de un menor muy querido en Tabernas. Y después largas hileras de coches y grupos de jóvenes y mayores a pie iniciaron la peregrinación hasta el camposanto.

"No había espacio para tantas coronas de flores. Todos sus amigos llevaban flores en las manos y algunos de ellos portaron sus restos mortales desde la iglesia hasta el cementerio", explica Juan Usero, vecino de Tabernas de 88 años de edad, que como sus compañeros de asueto, se echa aún las manos a la cabeza ante tan trágica noticia.

Desde la mañana del viernes la Policía Científica de la Guardia Civil investiga la zona para esclarecer las causas de la defunción del menor, aunque al cierre de la edición de El Almería, aún no había trascendido una declaración

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