domingo, 17 de agosto de 2008

Nadal se cuelga su oro más brillante


Rafa Nadal sigue haciendo historia, el mejor tenista del momento se despertará este lunes siendo número y campeón olímpico al derrotar en tres sets al chileno Fernando González (6-3, 7-6(2) y 6-3). El mallorquín logra la séptima medalla para la delegación española en los Juegos Olímpicos de Pekín.

No hay límites. Rafa lo va a ganar todo aplastando a sus rivales. Éste es el mejor resumen de la trayectoria del mallorquín en el torneo olímpico y también en este año 2008. París, Londres, Pekín y quién sabe si dentro de unos días en Nueva York. No hay que creer, porque son sus rivales los que deberían hacerlo.

Dentro de unas horas, cuando Nadal digiera el éxito, se levantará de la Villa Olímpica siendo el número uno indiscutible del mundo después de varias semanas de incertidumbre y con su primera medalla olímpica en el cuello.

Para esto, ha tenido que derrotar en tres sets al chileno Fernando González en una final que ha dominado prácticamente desde el saque inicial y que solo se ha complicado en la segunda manga, con un tie break, por la buena pegada del chileno.

El de Santiago empezó por dar ventaja a su rival. Nadal rompió a las primeras de cambio. Resguardó su saque, que no cedió en todo el partido y cerró el set sin contratiempos (6-4).

Fue a partir de ahí donde el chileno se decidió a entrar en el partido. Cuando soltó su derecha, la que buscó. Y jugó con continuidad gracias a la certeza de su saque. Inquietó a Nadal, que tuvo que hurgar en el partido y ejecutar esfuerzos extras en las amenazas de González, que desveló ciertas carencias como restador.

El partido concedió una opción al chileno. Y es en los detalles donde está el salto de calidad. Fernando González, a buen nivel, esperó su ocasión. Y le llegó pero no la aprovechó. Fue en el décimo parcial, cuando tuvo 15-40, dos puntos de sets. Nadal se defendió como pudo. Pero el sudamericano, pensó más en la dimensión de la situación y marró cada posibilidad: Una fuera, de revés y otras dos a la red.

No suelen volver situaciones como esas, las que definen al ganador. El set llegó al 'tie break' y Nadal se amarró a su resurrección para ganar el segundo set y adquirir una ventaja insalvable.

El español nadó a favor de corriente en el último set, en cuanto firmó la primera rotura. Las derechas de González, lejos de inquietar, fueron intermitentes. Los dos puntos de partido que salvó el chileno, la advertencia de una muerte anunciada.

Nadal, a sus 22 años, acrecienta todavía más la leyenda del tenis y su leyenda particular, la de un chico llamado a batir todos los registros si se lo propone. La gloria olímpica parece que sólo es un paréntesis dorado en busca de éxitos mayores.

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