El caso sonó a disparate desde su inicio. Varias personas se apoderaron de una plataforma defensiva en las costas inglesas y dijeron que era un país. Emitieron títulos nobiliarios y pasaportes. Fueron detenidos por estafa
LOS servicios centrales de
Todas las detenciones se produjeron en Madrid donde tenía su sede la peculiar embajada, instalada en las oficinas de una empresa de bingos. El almeriense figuraba como regente del país, cuyo único territorio conocido es la superficie que ocupa una antigua plataforma de defensa anti-aérea situada frente a las costas inglesas. Los cerca de sesenta detenidos en esta operación, estaban acusados de vender a través de Internet pasaportes diplomáticos o títulos universitarios del falso estado a un precio en torno al medio millón de pesetas cada uno.
Francisco R.T. que entonces tenia 48 años era un antiguo guardia civil que fue expulsado del cuerpo en el año 1978 por su presunta implicación en un robo. Sin limites de altura, el ex benemérito se autonombró Excelentísimo Regente del "Principado"
Unos años antes,
Y es que, todo era posible en el Principado de Sealand. Fesde pasaportes diplomáticos para cada uno de sus supuestos 160.000 ciudadanos, inmunidad penal, inviolabilidad de domicilio, exención de impuestos y aranceles, placas de embajador para todos los coches y yates incluso hasta cambios de nacionalidad e identidad si era necesario. Y, por supuesto, relevancia social e invitaciones "automáticas" a las celebraciones gubernamentales en todos los países del mundo. Lo que se dice "Jauja" en versión siglo XXI.
Pero la felicidad y los privilegios que ofrecía Sealand no eran gratuitos. Costaban entre 9.000 y 55.000 dólares que iban a parar a la organización que había instalado su embajada en la calle de Serrano, 55, en la zona más exclusiva y cara de la capital de España, aunque poco más tarde y ante el ajetreo que se montó con la historia del Principado, cambiaron rápidamente de sede. Sin rubor alguno, en la sede ondeaba al viento la bandera roja, blanca y negra del principado independiente de Sealand.
En las diligencias instruidas por
Los privilegiados consejeros de Sealand, una legión de falsos diplomáticos y ministros que exhibían patéticos pasaportes, no residían en Sealand, sencillamente, porque Sealand no existe ni tiene 160.000 habitantes virtuales.
El supuesto principado, anunciado en Internet como un joven Estado independiente dispuesto a acoger a personas de "cualquier color o religión" que deseen hacer prósperos negocios, no es más que una destartalada plataforma petrolífera en el mar del Norte, a unos diez kilómetros de la costa.
Para dar mas verosimilitud a la legalidad histórica del falso Estado, el equipo del estafador almeriense relataba en sus páginas web que el 2 de septiembre de 1967 el ex comandante británico Paddy Roy Bates tomó posesión de la "isla", izó su propia bandera y constituyó el principado de Sealand, al que dotó de Constitución y leyes.
Barcos de guerra británicos le obligaron a abandonar la plataforma y un tribunal de Essex (Reino Unido) reconoció la extraterritorialidad de la antigua base militar al estar situada a más de tres millas de la costa, versión defendida siempre por el sagaz y oportunista ex guardia civil almeriense.
El Ministerio de Asuntos Exteriores español opinaba todo lo contrario. Los pasaportes y documentos de viaje expedidos bajo el nombre de "Principality of Sealand" o "Sovereign Military Orden of St. John of Jerusalem" no fueron aceptados por las autoridades españolas como documentos válidos por ninguno de los Estados firmantes del acuerdo de Schengen, y fueron calificados como "documentos de fantasía".
Sus representantes se identificaban como cónsules, embajadores o ministros con credenciales y utilizaban coches con placas de matrícula diplomática, incautadas durante el desmantelamiento de la red por el Instituto Armado, además de un número sin determinar de documentos firmados y en blanco, listos para salir al mercado. La rúbrica del regente impostor, que se hacía pasar también por un notario mayor del Principado afincado en Alemania, otorgaba credibilidad a los títulos universitarios.
Y podrían haber seguido con tan próspero e ilícito negocio, si no fuera porque, unos meses antes uno de los integrantes de su cuerpo diplomático intentó librarse de una detención exhibiendo su pasaporte. Exigió la inmunidad inherente a su "status" al ser implicado en un fraude de gasolina adulterada, valorado en mil millones de pesetas.
Fue la primera pista que acabó con el chollo desmontado por
El Principado de Sealand es una micro nación -un Estado autodeclarado pero no reconocido como entidad- que proclama como su territorio a Roughs Tower, una ex-plataforma marina usada como fuerte naval, construida por
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