Comienza ahora una dura lucha por la defensa de la dignidad de todo ser humano, del concebido y no nacido, en la que hay que contemplar el necesario debate público, la presencia en la calle, el esfuerzo educativo y la exigencia de una lógica jurídica que se derive de la doctrina del Tribunal Constitucional: la protección del concebido y no nacido. El Presidente del Gobierno ha sabido muy bien, desde el principio de su mandato, qué es lo que quería. Con argumentos tan evanescentes como el de la demanda de la sociedad, el cambio en las formas de vida y la cacareada modernización de España, está convirtiendo nuestro país en un laboratorio de revolución ético-cultural. El aborto es un crimen nefando y esta afirmación no es sólo moral, es también científica en la medida en que es evidente que el concebido es un ser humano singular, distinto del cuerpo de la madre. Ante el aborto no puede haber equidistancias aunque sea el propio presidente que las desee y la promueva.
Enric Barrull Casals
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