miércoles, 16 de septiembre de 2009

Mi querida España ,esta España mía,esta España nuestra.

Opinión
por Daniella Montenegro

Nunca un negocio ha generado tanto dinero como el de la estupidez ajena. De la España profunda que ponía de relieve Miguel Delibes en su obra “Los santos inocentes” y la España de pandereta que encumbraba a Gil o Julián Muñoz como modelos políticos, hemos pasado a la España sumergida de Belén Esteban. Vamos a peor sin esperanza ni remedio.
Y es que lo mires por donde lo mires la de San Blas no deja de ser una muñeca rota en manos de unos cuantos desaprensivos; un producto manipulado por el marketing que se cotiza en audiencias… A este paso, y como sigamos así, acabará cotizando en Bolsa como un fondo de inversión creado por el propio Madoff.
Imprudencias sin precio
Que el Defensor del Menor cumpla con su función pública de salvaguardar y promover los derechos de los menores de edad, me parece encomiable. Que lo haga, incluso con Andreíta tampoco está mal. Lo que ya no tiene explicación, es que se filtren en las televisiones, a modo de exclusiva, datos que precisamente por afectar a una menor deberían circunscribirse al ámbito de la más absoluta privacidad. Le doy toda la razón a Belén: no se puede permitir que desde la oficina del Defensor del Menor se cometa una imprudencia de tal calibre.Lo que nos faltaba ya es que D. Arturo Canalda se esté convirtiendo en una nueva estrella mediática…Aunque a mí ya nada me sorprende en este país que va con la cabra a cuestas.
Y hablando de defensores yo propongo que la Comunidad de Madrid también cree la figura del “defensor del mayor” para los que dejamos la niñez dormida. Yo sugiero sin duda alguna a mi sabio predilecto. El filósofo y educador, D. Jose Antonio Marina, por su empeño en que pasemos de ser animales listos a animales dotados de dignidad Precisamente debo recordar que el artículo 10 de nuestra Carta Magna consagra la dignidad de la persona y el libre desarrollo de la personalidad y el respeto a los derechos de los demás como fundamentos de la paz social.
Símbolo apócrifo de atávico fascismo
Hablar de valores morales o de dignidad es, hoy en día, un símbolo apócrifo de atávico fascismo. La inquisición ha cambiado la hoguera por programas putrefactos donde el hígado se cotiza al por mayor. Poco margen queda para, desde los medios de comunicación, se incentive a la juventud en valores como la creatividad, el respeto al prójimo, el espíritu crítico….¿Qué respeto existe hacia mi dignidad cuando todas las tardes veo, bueno veía ya que han retirado el programa de la parrilla, al Sr. Mariñas comentando los encuentros sexuales con Rafael Amargo en horario infantil o a Karmele Marchante explicando desde una cama como se usan las bolas chinas? ¿Me puede explicar alguien quién me protege a mí contra estas puñaladas directamente dirigidas a mi sensibilidad? Que nadie me diga que cambie de canal y ponga los documentales de la 2…No se trata de enaltecer la censura pero tampoco hacer demagogia con la libertad de expresión para encubrir el derecho al insulto. Miedo me da hablar de todo esto sin que se me tache de retro. Temo ser ajusticiada en la Plaza Mayor cual hereje. Conste que la flor de Lys la he sustituido por un tatuaje en el hombro en plan Guns and Roses.

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