REDACCIÓN D.M.-. Una vez que se ha abierto la veda, ¿por qué no va a ser José Luis Rodríguez Zapatero una víctima más de los ojos indiscretos de Villa Certosa? Por si no tuvieran ya bastantes preocupaciones encima, entre los socialistas, y especialmente en La Moncloa, se ha instalado el temor a que acaben trascendiendo a la opinión pública las imágenes o incluso un vídeo captado por las cámaras de seguridad de la mansión de Silvio Berlusconi a la que el italiano se llevó a su colega español el pasado jueves a hurtadillas. O eso creía Zapatero, porque al día siguiente el diario Il Giornale -propiedad de la familia Berlusconi- daba cumplida cuenta de la visita. El mito de los progresistas legitima Villa Certosa, titulaba el rotativo.
El presidente del Gobierno cayó ingenuamente en una trampa que puede salirle cara y que enojó sobremanera al personal monclovita. Y si Berlusconi fue capaz de filtrar su encuentro provado, quién sabe si no hará lo mismo con el material de las cámaras de vigilancia. En los últimos meses, y dado que continuamente hay paparazzis apostados en las inmediaciones de Villa Certosa, varios periódicos italianos y extranjeros -entre ellos, El País- han mostrado fotografías de las juergas de Berlusconi y sus amigas. Incluso L´Espresso llegó a publicar un vídeo de una de las fiestas, supuestamente facilitado desde dentro.
Si ya bastante daño le ha causado a Zapatero que su visita secreta trascendiera, qué no harían unas imágenes suyas paseando por lo que se ha convertido en una especie de santuario de la depravación. Más a tres meses de que el líder del Ejecutivo español se convierta en presidente de turno de la Unión Europea, un cargo con el que espera ganar enteros en el ranking de los líderes mundiales. Y más aún teniendo en cuenta que el de León presume de "feminista" y ha hecho de la igualdad de géneros una bandera de su Gobierno, aunque en aquella surrealista rueda de prensa conjunta con el italiano guardara silencio por "cortesía y respeto institucional", según él.
La noticia de que su líder había estado en el palacete del controvertido mandatario italiano -sin luz ni taquígrafos, ni tampoco acompañado de la delegación española- hizo sonrojar y enfadarse a los socialistas a partes iguales. "Siempre procuro corresponder con las invitaciones y las agendas de los anfitriones", trató de salir al paso Zapatero cuando se vio públicamente enredado en la tela de araña de Berlusconi.
Explicación que, sin embargo, no termina de convencer a algunos socialistas. Tan cumplido como es el Gobierno español con mandatarios tan polémicos como el propio Berlusconi, Evo Morales y Hugo Chávez y luego estos agradecen la cortesía española hablando de la "República de España", acusando a la prensa española de haber organizado una cacería contra ellos o comparando al Rey con Fidel Castro. Todo de broma o por despiste, o eso dicen.
Dos días después de la encerrona de Villa Certosa y un día después de que ésta saltara a las páginas de Il Giornale, Zapatero y Berlusconi mantuvieron una conversación telefónica. Según los equipos de ambos, se limitaron a constatar "el buen estado" de su relación. Sólo entre ellos dos queda si el presidente español le hizo algún reproche a su homólogo transalpino. En cualquier caso, ambos tendrán oportunidad de volver a verse las caras este mismo jueves, con motivo de la cena que compartirán en Bruselas los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea para preparar la cumbre del G-20 que se celebrará en Pittsburg los días 24 y 25 de septiembre.
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