EL POZO DEL "ALAKRANA"
LAEDICION.NET.-REDACCIÓN.-"Incluso con la tripulación del Alakrana a salvo, el caso del atunero vasco sigue sin conceder un respiro al Gobierno y, en especial, a Carme Chacón. A despropósito por día va el Ejecutivo. O hasta a dos, como sucedió el miércoles, cuando gracias al capitán se descubrió la pantomima de los tres marineros que presuntamente fueron desembarcados el 5 de diciembre, y cuando el Ministerio de Defensa se enredó en un cruce de aclaraciones y desmentidos a cuenta de la operación militar emprendida contra los piratas una vez que estos abandonaron el barco.
El tropiezo de este jueves tuvo nombre propio: Txori Gorri, otro atunero vasco que faena en aguas del Océano Índico y cuyo falso ataque dejó a Chacón a los pies de los caballos. Otra media verdad -o mentira directamente- de la ministra destapada esta vez por sus propios compañeros de partido del Gobierno vasco. La urgencia de la catalana por mejorar su tocada imagen delante de la opinión pública la llevó a cometer un traspié que ha pasado a engrosar la extensa lista de las últimas semanas.
La alarma saltó por la mañana, cuando trascendió que el barco había sufrido un conato de secuestro que acabó en una falsa alarma, como ya informó El Semanal Digital. El Ministerio de Defensa se apresuró a pregonar que había sido la seguridad privada -medida aprobada recientemente por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero- la que había evitado que los piratas somalíes consumaran el asalto.
A media mañana, Chacón, que se encontraba en el Pleno del Congreso, se plantó delante de las cámaras en los pasillos para felicitarse porque, textualmente, los vigilantes "ejecutaron la disuasión necesaria" que impidió que el abordaje se llevara a efecto. La titular de Defensa dio a entender que de no haber habido profesionales armados a bordo los secuestradores podrían haberse salido con la suya.
Sin embargo, la versión de la catalana se vino abajo sólo unas horas después como un castillo de naipes con las declaraciones del patrón del Txori Gorri primero, las de un portavoz de la misión naval europea Atalanta después y las del viceconsejero de Pesca del Gobierno vasco en último lugar. Este último aseguró en los pasillos del Parlamento regional que la seguridad privada "ni siquiera ha tenido que actuar", dado que el esquife que avistó "en ningún caso se ha aproximado a menos de ocho millas" del pesquero.
Jon Azkue echaba así tierra sobre la ministra, queriendo "aclarar" lo que "se ha presentado como otro ataque" a un atunero. Es más, el consejero vasco explicó que la maniobra se redujo, en terminos técnicos, a un mero "avistamiento" de piratas: cuando el atunero se encontraba en la zona económica de las Islas Seichelles, avistó un barco a una distancia de unas 8,5 millas. Tras comprobar que de ese buque partía una embarcación de tipo esquife que navegaba a una velocidad cercana a 20 nudos, el Txori Gorri cambió el rumbo. Eso fue todo.
Tal fue el embrollo en el que se metió Chacón -con el consiguiente susto para las familias de los marineros- que por la tarde el Ministerio de Defensa se vio obligado a enviar un comunicado a la prensa para intentar deshacer el entuerto. En él, Defensa confirmaba que el barco "no fue atacado", aunque para no dar un giro radical a lo dicho por la mañana añadía a renglón seguido que sí fue "perseguido" durante unas ocho millas. Según la versión remodelada del Ministerio, los dos esquifes se avistaron a una distancia de seis millas, aunque según el Gobierno vasco ésta nunca fue inferior a ocho.
Los populares no daban crédito a este nuevo -y enésimo- desatino. El diputado del PP Arsenio Fernández de Mesa le exigió a Chacón que "se relaje" y "no confirme" incidentes que resultan ser "falsas alarmas" y "tiene que desmentir a las pocas horas". Llueve continuamente sobre mojado para la ministra de Defensa.
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