LAEDICION.NET.-En Génova ya hablan en términos bélicos para referirse a Francisco Camps. Consideran “improbable” que el presidente autonómico tire la toalla asfixiado por la presión interna y mediática, y miran a su líder, Mariano Rajoy, que, de momento, sigue respaldándole públicamente “aunque le condenen por el peor de los delitos”.
Las intrigas palaciegas arrancaban en la sede nacional del PP tras conocerse el demoledor auto del juez Pedreira, en el que asume la tesis del fiscal sobre la financiación ilegal de las siglas valencianas y se inhibe a favor del TSJ de la comunidad. Poco después, el líder del partido hacía llamar a su despacho a su número dos, María Dolores de Cospedal, para abordar la situación. Paralelamente, el responsable de Justicia, Federico Trillo, convocaba a su troupe de juristas para analizar lo expuesto por el magistrado.
El desafío de Camps
La conclusión de ambas reuniones es que “hay motivos para estar preocupados”. Tal es el convencimiento de que “el caso va a ir irremediablemente para adelante” que Rajoy ya ha iniciado las primeras maniobras. Lo hizo, incluso, antes de la decisión de Pedreira.
Según ha podido saber este Digital, el presidente de los populares mandó el lunes a Valencia a quien es su “representante” ante Camps: el número uno por Alicante en el Congreso, Federico Trillo. Un encuentro en el que el enviado de Génova le transmitió la “honda preocupación” del líder por la situación actual, y le advirtió: “Si vas al banquillo tendrás que dejar tus responsabilidades”.
La respuesta del barón popular no pudo ser más desafiante: “Eso de sentarse en el banquillo es un ratito, otro ratito (…) si me echáis me presentaré con un partido independiente de corte regionalista”. Un extremo que el equipo de Trillo ha negado que se produjera en los términos expuestos, si bien no desmiente que la reunión se haya producido.
Este mismo miércoles, el propio Camps ha llamado a Rajoy para asegurarle que está "optimista" y que él cree que podrá "superarlo".
El cabreo de Rajoy… sólo en privado
Ante esta situación, el entorno de Rajoy confiesa que “el jefe está realmente cabreado”. Sitúan el punto de inflexión en el acto de auto-proclamación que Camps “se inventó” en Valencia, y donde dijo eso de que el caso Gürtel es fruto de su “reto de dirigir el PP a nivel nacional”. “Fue la gota que colmó el vaso, Rajoy no sabía donde meterse”, aseguran las fuentes consultadas.
Dicho órdago, unido a la intención de Camps de celebrar un mega-mitin en la plaza de toros de la ciudad del Turia para refirmarse aún más de cara a la cita con las urnas y a la posibilidad, ni mucho menos descartada, de que utilice ese escenario para pedir un adelanto electoral, han hecho estallar, al menos en privado, al jefe de la oposición.
Oficialmente, "las explicaciones de Camps son muy acertadas"
Un enfado, tremendo según dicen, que sin embargo no se traduce fuera de las murallas de Génova. Oficialmente, de momento, el respaldo sigue siendo cerrado: “Se mantiene el apoyo, las explicaciones del presidente son muy acertadas y existe el convencimiento de que todo quedará en nada”, informaba un portavoz autorizado.
Un miembro de la cúpula de la formación traducía esa oficialidad en la realidad que se vive en los pasillos: “Me da vergüenza esta situación, este silencio, esta forma de actuar, pero es lo que hay”. Según ha podido confirmar este periódico, prácticamente nadie del Comité de Dirección sale ya en defensa de quien fue el valedor de Rajoy en el convulso congreso de Valencia. Hoy, en Génova, todos quieren ver a Camps fuera del partido.
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