El montaje de Falete y Antonio

LAEDICION.NET.-D.M.-La participación de Falete y Antonio en el programa que conduce Jordi González dejó al descubierto la tan magnánima pantomima. Falete ha pasado de ser uno de los cantantes con mayor proyección del momento a uno de los personajes más rancios del papel cuché. Sólo acude a los programas de televisión para excusarse por sus extrañas relaciones sentimentales. Antaño con un José Isaac que está intentando desintoxicarse, ahora con Antonio Aguilera, un gogó de escasa inteligencia y excesiva musculatura. Imitando a Isabel Pantoja en su forma de hablar, el cantante sólo interesa por las polémicas que le rodean. Pocas galas, muchos enfrentamientos y prácticamente ningún disco en el mercado. Es el descalabro de un joven artista que se hubiera merecido ser miembro de la gran familia del flamenco. Él ha apostado por un dinero fácil que se obtiene con pasear su nueva anatomía por los corrillos del colorín. Qué pena. De hecho, el pasado sábado fueron los primeros invitados de “La noria” que gira con éxito en Telecinco.

Montaje a dos bandas

La participación de Falete y Antonio en el programa que conduce Jordi González dejó al descubierto la tan magnánima pantomima. Todos especulan acerca de su relación. Saben que es un error intentar demostrar que están juntos, pero lo intentan. La pasta es la pasta. Sin embargo, es, quizás, la falta de perspicacia de Antonio lo que ha provocado un manantial de comentarios. Y es que el veinteañero se ha encargado de difundir que entre él y Falete no hay más que un interés monetario. Aguilera se ha jactado en asegurar que no es homosexual y que tiene ganas de enamorarse. Su última novia lo conoce bien. También el resto de sus amigos de Sevilla y Madrid. Cuentan de él que siempre quiso ser famoso. En el gimnasio de San Fernando de Henares donde esculpe su cuerpo están perplejos. Nunca imaginaron que, para escalar peldaños televisivos, acabaría fingiendo una relación sentimental. Impacta que sean los dos los que hayan urdido tan maquiavélica historia. Es el todo vale