martes, 16 de noviembre de 2010

Gadorenses en el mundo

El alcalde de la Villa de Gádor viaja hasta un pequeño pueblo francés, ubicado a 15 kilómetros de Ginebra para visitar a un grupo de trabajadores gadorenses que se han visto obligados a emigrar para trabajar
LAEDICION.NET.-Sorpresa y asombro. Esas fueron las dos impresiones que sintieron el pasado sábado el grupo de trabajadores gadorenses que se han visto obligados a emigrar a Francia para trabajar, cuando se encontraron al alcalde de su pueblo, Eugenio Gonzálvez, con su pequeña maleta cargada de sentimientos en Prevessin Moëns, una pequeña villa francesa ubicada a tan sólo 15 kilómetros de Ginebra. Y es que, Gonzálvez se ha desplazado hasta este pequeño pueblo para saludar y mostrar su afecto y admiración por estas personas que no han dudado en separarse de sus familias e irse a este rincón francés ubicado a casi 1.900 kilómetros de Gádor para trabajar en la construcción y poder labrar así el futuro de su familia.

Las casi 30 horas que el alcalde ha pasado con este grupo de gadorenses no han podido ser más intensas. Y es que, a pesar de los retrasos aéreos, Gonzálvez llegó pletórico a Prevessins-Moëns cargado de productos típicos de Gádor, como son los embutidos de Salinas, y otras delicias de nuestro país con los que pretendía hacer que la morriña que sienten estos trabajadores fuera más suave. Así, tras descargar su escaso equipaje, se encontró con todos ellos para cenar juntos en un pequeño restaurante de la comarca. “La velada no pudo ser mejor”, asegura el alcalde, que detalló que estuvieron conversando hasta altas horas de la noche compartiendo las vivencias que han tenido en su primer mes de estancia.

La mañana del domingo comenzó con un desayuno en grupo y un paseo por las calles de Prevessins-Moëns . Acto seguido, todos ellos organizaron una excursión por los rincones más emblemáticos de la ciudad suiza de Ginebra, que se encuentra a unos pocos kilómetros de allí. En ella, han podido visitar y retratarse ante el Lago Lemans, el mirador del Mont Blanc y el famosísimo Reloj de Flores. También pudieron conocer en primera persona la sede de Naciones Unidas o el monumento de la Silla Gigante que simboliza el rechazo de las minas antipersona y las bombas de racimo.

Tras esta completa excursión, este grupo de trabajadores ha querido acompañar al alcalde hasta el mismo aeropuerto de Ginebra, donde Gonzálvez ha iniciado el largo viaje de regreso hasta Gádor.
El alcalde ha asegurado estar inquieto desde que conoció la triste noticia de que el drama del desempleo había obligado a emigrar a un grupo de paisanos hasta Francia. “Ya lo dije en la Feria, que tenía un matiz triste al saber que algunos niños de la villa tendrían que visitar los cacharricos del brazo de sus madres y en ausencia de sus padres. Por eso, no he querido perder la oportunidad de darles unas palabras de aliento y un rato de alegría a unas personas que han demostrado tener una gran valentía y arrojo al tener que abandonar sus casas y tener que separarse de sus mujeres e hijos, a quienes quiero darles ánimo”, asegura.

Asimismo, Gonzálvez ha añadido que el siempre ha deseado ser alcalde para estar cerca de sus vecinos: “Siempre que pueda estar donde esté un gadorenses, lo estaré aunque sólo sea para darle mi apoyo, mi aliento y mi ánimo”, concluye el primer edil gadorense.

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