sábado, 8 de octubre de 2011

EL EJIDO.- El Teatro Auditorio acoge hoy sábado día 8 “La Camelia” a beneficio de la Fundación Francisco Navarrete

LAEDICION.NET.-DANIELLA MONTENEGRO La concejalía de Cultura del Ayuntamiento de El Ejido incluye en su programa Otoño Cultural el espectáculo “La Camelia”, Musical de copla de reconocido éxito que llega al Teatro Auditorio con un fin solidario, ya que la recaudación del mismo se destinará a la Fundación Francisco Navarrete. La cita el próximo sábado día 8, a partir de las 9 de la noche, para todos los públicos.
Fundación Francisco Navarrete
Con esta puesta en escena la Fundación Francisco Navarrete pretende obtener financiación para poner en marcha un comedor social para niños desnutridos en Nicaragua. La iniciativa pretende dar sustento a niños, de entre tres y nueve años, cuyas familias carecen de recursos económicos hasta el punto de no poder cubrir las necesidades más básicas de sus hijos, como puede ser la de una correcta alimentación.
Para facilitar la asistencia, desde la Fundación Francisco Navarrete se ha organizado un servicio de guardería que estará funcionando durante el tiempo que dure la actuación. De esta forma, las familias que acudan al Teatro Auditorio con niños pequeños podrán asistir sin tener que preocuparse de dónde dejar a sus hijos durante el espectáculo.
La Camelia
Se trata de un musical de copla en dos actos escrito, compuesto y dirigido por Pedro Gordillo. Cuenta la bella historia de Anita Delgado Briones, artista malagueña que en el Madrid de principios del siglo XX conoce a uno de los hombres más ricos del mundo, el maharajá de Kapurthala. El idilio, avalado por Ramón del Valle Inclán y Julio Romero de Torres, entre otros, llega hasta la boda, entre peripecias y curiosidades que hacen de esta historia un verdadero y maravilloso cuento de hadas. Los años de amor entre joyas, riqueza y felicidad dieron paso al desamor y a la incomprensión, llegando a la ruptura sentimental. Anita Delgado fue en su época una de las mujeres más admiradas y envidiadas en el mundo por los sectores de la sociedad, hoy en día todavía se recuerda su figura con admiración estando avalada con un buen número de publicaciones impresas que están teniendo una repercusión mediática considerable.
Acto primero: Ubicado en Central Kurssal, lugar carismático de Madrid que durante el día es sala deportiva de frontón y por la noche se convierte en sala de fiesta donde actúan las mejores artistas del panorama musical español. En este local dos hermanas, “Las Camelias”, se desenvuelven artísticamente como teloneras diarias del espectáculo. El lugar tiene su atractivo porque además es punto de encuentro y de tertulia de personajes importantes y relevantes de la cultura como Valle Inclán y Romero de Torres. Hasta allí llega un maharajá indio, que se encuentra en España para asistir a la boda del rey Alfonso XIII, y que queda prendado de Anita Delgado, una de las dos humildes artistas teloneras. Entre unos y otros, artistas y tertulianos, logran que aquello que parece imposible termine en buen puerto, es decir que el príncipe indio y la joven artista, que al principio tiene la negativa de su familia, terminen enamorados y con aires de boda. Entre coplas, guasas y frases de amor discurren varios días de incertidumbre en el central Kurssal, pero eso sí, días llenos de felicidad.
Acto segundo: Nos encontramos en una sala confortable del palacio indio donde Anita Delgado, ya maharaní de Kapurthala, encuentra relax, paz y sosiego. Se ha celebrado la boda, en el lejano París por lo civil y en la India por el rito hindú. En esa estancia acompañada de su criada Lola, malagueña como ella, y su dama de compañía, madame Dijón, vive la grandeza del amor y también descubre, con los avatares del destino, como nace su hijo en extremas dificultades, como en su ciudad natal le rechazan los presentes que ha mandado con tanto fervor y como su bella historia de amor se desmorona poco a poco hasta verse repudiada por quién tanto la quiso. De allí parte con la certeza de su deber cumplido como princesa, título que ostentó de por vida hasta el día de su muerte acaecida en la ciudad de Madrid en el año 1962.

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