Con el ruego de su publicación en la Sección de "Cartas
al Director"
(De mi puño y tekla)
Raro es
el día en el que no aparece algún titular de prensa haciéndose eco de la
última fechoría (obviamente presunta) del yerno de Don Juan Carlos, Iñaki
Urdangarin, Concretamente, hoy jueves 19, es el diario EL MUNDO quien se
encarga de ello con la siguiente información: “Noos desvió 12.600 euros
públicos a la cuenta personal de la Infanta Cristina”.
Ahora resulta que el todopoderoso presidente del Consejo de Administración de
Telefónica, Cesar Alierta, no le tiembla el pulso lo más mínimo firmando todos
los ERE que sean necesarios, de acuerdo con CC.OO. y UGT (?) para adelgazar la
plantilla de la empresa, y curiosamente, si ha tenido serias dudas a la hora de
renovar el contrato de trabajo (vence a final de julio) del todavía Duque de
Palma por 1,5 millones de euros anuales, más otros 1,2 que recibe como
retribución en especie, ya que Telefónica, en este caso, con independencia
de su excelente sueldo, asume todos los gastos
originados en Washington en concepto de: alquiler de casa, billetes
de avión, servicio, decoración, parque móvil, personal de escolta. etc.
Según parece, inicialmente, la postura del Consejo, a la vista de los
vergonzosos acontecimientos protagonizados por este personaje y su socio, se
decantaba por despedir al distinguido y aristócrata trabajador, apodado
cariñosamente como “Hurtangarin”, al que se le imputan varios delitos de:
prevaricación, malversación, falsedad, fraude, y para más INRI, como prueba de
su integridad y patriotismo, también de blanquear dinero; delitos que podrían
suponer 18 años. Pues bien, a la postre ha resultado que el segmento
conservador de esta potente compañía, ha optado por mantenerlo en su puesto,
con todos los derechos y garantías, por interpretar que lo contrario sería
“condenarle de antemano”, admitiendo que si la Justicia le
sienta en el banquillo, será suspendido de empleo y sueldo hasta que se conozca
la sentencia. ¡¡Modélica decisión!!
Urdangarín constituye un pésimo ejemplo para todos y en todos los
sentidos. Infecta y contamina lo que toca y por donde pasa. La
incomprensible renovación de su contrato, un atentado contra el sentido común,
induce a que los ciudadanos se planteen múltiples preguntas que Telefónica
debería aclarar, explicando que tipo de ayudas recibe, las compensaciones que
obtiene y los soportes institucionales de los que disfruta por mantener al
citado individuo en su nómina; algo que únicamente conoce el Sr. Alierta y
algunos más, que posiblemente también se beneficien… En definitiva,
¿Qué aporta Urdangarin a Telefónica y a la sociedad española?. Existe una frase
aparecida en un “confidencial”, supuestamente atribuida al citado Alierta que
dice: “quien me dijo que colocara a Urdangarín en Telefónica, es el que tienen
que decirme que lo cese”. Si tal manifestación es cierta, poco más habría que
añadir…
Al
margen de la desafortunada renovación, en otro orden, la propia empresa
necesitaría sopesar muy seriamente el negativo efecto que ha generado esta
desdichada e inoportuna decisión entre los miles de clientes de Telefónica-Movistar.
Mantener al ex jugador de balonmano en su plantilla es un insulto para sus
compañeros y clientes, y más todavía por pensar que una parte de sus facturas
será utilizada en pagar a parásitos, motivo más que suficiente para
darse de baja e irse a la competencia con precios más bajos y mejores
servicios. Una empresa seria, cuando descubre a un corrupto entre sus
colaboradores, lo primero que hace y nadie cuestiona es ponerlo en la calle.
¿Cuántos miles de clientes abandonaran Telefónica esta cacicada?
Siempre se nos ha acusado, y no sin falta de razón, el haber vivido por encima
de nuestras posibilidades. Ahora además se nos exige un gran esfuerzo para
levantar el país, pero con actuaciones como la comentada, no motivan a
colaborar precisamente. El Sr. Alierta debería reflexionar profundamente si
Telefónica merece ser sometida a este sacrificio por unos intereses que muchos
imaginan y que está manchando peligrosamente la imagen de esta gran empresa
española. Sus miles de empleados no se lo perdonarían jamás…
Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela
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