jueves, 30 de agosto de 2012

Intensidad, emoción, arte y dulzura… Isabel Pantoja


Isabel Pantoja pone la guinda a la Feria con un concierto intenso, emocionado y con un público entregado e incondicional
Combinó temas de su repertorio en tonos melódicos, flamencos y de copla e incluso dedicó una ‘Salve Rociera’ a la Virgen del Mar y se atrevió con el “Almería, un inmenso coral es tu hermosa bahía”
LAEDICION.NET.-:/ Redacción Un matrimonio. Así son Isabel Pantoja y su público, que anoche se reencontraron en el Palacio de los Juegos Mediterráneos, en un concierto que servía para poner la guinda a las actividades culturales de la Feria y que giró en torno a la copla y la canción melódica, con guiños al flamenco y repaso de sus temas de ayer, hoy y siempre.
Gritos de “guapa” entre canción y canción, “Isabel, Isabel”, cantado a coro, flores al escenario y palmas por doquier fueron las constantes de una velada que se fue más allá de las dos horas y media, con tres vestuarios diferentes que marcaron los tres estilos musicales de la noche.
De gasa negra apareció la Pantoja sobre las tablas, cuando el patio de butacas aún no estaba completo, para recordar aquello de “Isabel, yo me llamo Isabel”, dando comienzo a la parte más melódica del concierto. En esos momentos sonaron temas como ‘Garlochí’, “la primera canción que yo
grabé”, ‘Háblame del mar marinero’, ‘Era mi vida él’, ‘Marinero de luces’ y otras.
Isabel dio las “gracias por las flores, por los pasteles y por los regalos de cumpleaños; pero quiero que sepáis que yo os quiero sin regalos. El mejor regalo es que hoy estéis aquí”, correspondida con una cerradísima ovación y su nombre coreado hasta los primeros compases del siguiente tema.
La comunión entre público y artista fue profunda durante toda la noche. Gestos desde el escenario, golpes en el pecho, besos al graderío y todo tipo de gestos de cariño y complicidad, correspondidos con piropos de toda índole, palmas y gritos que mostraban una adhesión inquebrantable de su público, su gente; entregada.
La artista combinaba temas melódicos y profundos con otros de ritmo, con bailes cercanos y muy celebrados, aunque más aún lo eran sus estrofas más reivindicativas, del “ya no quiero saber nada de todo lo que ha pasado”, al tú no me hundes, te juro que tú no me hundes”.
Isabel Pantoja cerró la primera parte del concierto con un homenaje a Almería, que no sería el único de la noche, con aquello de “Almería, un inmenso coral es tu hermosa bahía”, seguido por ‘Así fue’, uno de sus temas más renombrados, coreado por el público al completo: “Perdona si te hago llorar; perdona si te hago sufrir”.
De vuelta al escenario, ya con su famosa bata de cola, roja de arriba abajo, la Pantoja fue más Pantoja que nunca, moviendo el mantón a lo torero, para levantar al público con el ‘Rocío’ de León y Quiroga, que inmortalizara en los 30 Imperio Argentina; y desgarrarse después la voz con ‘A tu vera’, el eterno tema de León y Solano, “siempre a la verita tuya, hasta el día en que yo muera”.
La tercera parte del concierto ofreció a una Isabel Pantoja más flamenca, rodeada por un cuadro compuesto por dos guitarras, una corista y dos bailaores que más tarde marcarían el compás. De pequeños lunares blancos incrustados en el negro del vestido flamenco, sonaron varios temas hasta desembocar en el ‘Se me enamora el alma’ que culminó con adaptación libre: “se me enamora el alma, con mucho orgullo, en Almería”.
Y para cerrar, otro homenaje a la tierra en la que, anoche, se sintió tan a gusto, una ‘Salve Rociera’ “que, aunque es del Rocío, yo se la dedico a vuestra Virgen del Mar; para que nos dé salud, que es lo importante”.
Isabel se marchó del escenario con todo el público en pie, tras colocarse al borde de las tablas para decir “sois maravillosos. Viva Almería. A vuestros pies siempre. Me llevo todo el cariño del mundo. Gracias”.


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