Ante la futura Comisión Nacional de los Mercados y la
Competencia.
AUC cree que hay un proceso de “divergencia” con Europa en éste
y otros temas como la financiación de las televisiones públicas o la
compensación por copia privada, y teme las consecuencias que de ello puedan
derivarse para España.
LAEDICION.NET.-La interpelación directa al Gobierno
por parte de la vicepresidenta de la Comisión Europea, a la que se refiere hoy
el diario El País, sería así un paso más en la oposición que las
autoridades comunitarias vienen manifestado frente al proyecto español de crear
un órgano “macrorregulador” que integre tanto las funciones en materia de
competencia como las relativas a los diferentes mercados regulados, entre ellos
todo lo relacionado con telecomunicaciones, audiovisual y comunicaciones
electrónicas.
Desde los anteproyectos iniciales sobre la denominada Comisión
Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) se han planteado diferentes
cambios, en la línea de dotar de una mayor independencia al área de competencia
dentro de la Comisión o desgubernamentalizar el nombramiento de sus altos
cargos. También alguno insuficientemente explicado, como dejar el juego
fuera de las actividades de la Comisión. En todo caso, no parece que por el
momento la propuesta del Gobierno sea del agrado de las autoridades
comunitarias.
Aunque los principales focos de conflicto con la Comisión
parecen estar en las áreas de competencia y de telecomunicaciones (otros
mercados regulados serían energía, postal o transportes), la Asociación de
usuarios de la Comunicación recuerda que la CNMC vendría a asumir el papel del
nunca creado Consejo Audiovisual de ámbito estatal, con un modelo más
gubernamentalizado y en el que no se contempla el mantenimiento del Consejo
Consultivo de participación social previsto en la actual legislación.
AUC hace un
llamamiento para que se implante en España un modelo de órganos reguladores con
la suficiente independencia del Gobierno en su estructura, en el
nombramiento de sus responsables y en sus competencias, en línea con los
existentes en la mayoría de los países de nuestro entorno y que garantice la
mejor protección para los intereses de los consumidores y usuarios. Y muestra
también su preocupación por lo que considera un cierto proceso de “divergencia”
entre España y la UE también en otras materias como la aportación de los
operadores de telecomunicaciones a la financiación de la televisión pública o
el modelo de compensación de derechos de propiedad intelectual por copia
privada, que a medio plazo puede tener consecuencias muy negativas para nuestro
país.
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