Por Alicia
Gutiérrez
Iñaki Urdangarin mintió al juez en su
declaración de hace un año cuando negó de forma tajante haber dispuesto de
poderes ejecutivos en Nóos Consultoría Estratégica, la empresa cuya propiedad
compartía con Diego Torres y cuya actividad se solapó durante años con la de la
pretendida ONG Instituto Nóos. De hecho, fue él quien, en nombre de Nóos
Consultoría, firmó en octubre de 2003
un convenio de asesoramiento con Telefónica que garantizaba a Nóos Consultoría
181.000 euros más IVA y el pago adicional de los gastos de viaje y alojamiento.
En el sumario, y aportados por Diego Torres, constan
otros tres convenios signados por el yerno del rey, según las fuentes
consultadas por infoLIbre. Uno con Repsol YPF en nombre de Instituto Nóos;
otro suscrito con Fundación Metropoli y un tercero con Fundación Abertis. En
cambio, todos los convenios pactados con administraciones públicas de Valencia
y Baleares llevan la firma de Diego Torres, entonces vicepresidente de
Instituto Nóos. Desde que estalló el caso, Urdangarin siempre ha hecho valer
ese hecho –que fue Torres quien rubricó los convenios– para remachar que su
papel era meramente protocolario y que carecía de poderes ejecutivos. Es decir,
que aun en el supuesto de que se hubiera producido una prevaricación –conceder
un contrato ilegalmente– o una malversación –desviar fondos públicos– en ningún
caso sería su problema o su responsabilidad.
El acta de la declaración judicial prestada
por Urdangarin, el fin de semana del 23 de febrero de 2012, detalla cómo el
yerno del rey negó haber desarrollado labores ejecutivas en Nóos Consultoría. El
documento resume así aquel momento del interrogatorio: “Preguntado por el correo del 16 de diciembre del
2002 que habla de cambios de una sociedad y de quien ha de ser su administrador
dice que se está refiriendo a Nóos Consultoría pero el declarante no es
consciente de que se le otorgara ningún poder y si se le otorgó, nunca lo
utilizó”. Sin embargo, ese ese poder, otorgado el 24 de
diciembre de 2002 por el notario habitual de la trama, Carlos Masiá, el que
esgrimió el duque de Palma para, el 21 de octubre de 2003, firmar con
Telefónica el citado convenio de colaboración.
En 2006, Urdangarin se incorporó formalmente
como consejero a Telefónica Internacional. Los documentos aportados al sumario
constatan que la empresa capitaneada
por César Alierta le pagaba 1,5 millones al año.
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