martes, 29 de septiembre de 2009

EEUU pide ayuda para gestionar el caos de la chatarra espacial

1. • Hay 20.000 objetos grandes censados en la órbita terrestre, el 94% de ellos inútiles
2. • Uno de estos trastos podría chocar con una nave y desatar una cascada de colisiones
LAEDICION.NET.-La órbita terrestre es un lugar frío y guarro. Tras décadas de lanzamientos de satélites, está poblada por cientos de miles de objetos y piezas inútiles que giran y giran sin que nadie sepa del todo qué hacer con ellos. Diez días atrás, la agencia dedicada a la investigación del Departamento de Defensa estadounidense hizo un llamamiento general –dirigido a gobiernos, empresas e incluso individuos– para dar con «soluciones que permitan eliminar los desechos de forma efectiva». La poco común solicitud de ayuda viene a significar dos cosas: que tras décadas de enfocar el asunto con escepticismo, Estados Unidos
–junto a otros países– está verdaderamente preocupado por el problema; y que desconoce cómo resolverlo.
«Desde el comienzo de la era espacial, hace más de 50 años, más de 35.000 objetos construidos por el hombre han sido catalogados por la Red de Vigilancia Espacial estadounidense –explica el Gobierno en su nota–. Casi 20.000 de esos objetos continúan en órbita, y el 94% de ellos no están en funcionamiento. Estas cifras no incluyen los cientos de miles de piezas demasiado pequeñas para ser catalogadas, pero lo suficientemente grandes para suponer una amenaza».

LA CASCADA / La amenaza, cada vez más cercana debido al incontrolado aumento de la basura extraterrestre, consiste en que alguno de estos objetos –se calcula que una moneda viaja en órbita a 10 kilómetros por segundo y tiene la misma fuerza de impacto que un autobús que circula a 100 kilómetros por hora– choque con una nave espacial de grandes dimensiones, reduciendo esta a cientos de piezas que empezarían una reacción en cadena, una lenta cascada de colisiones que podría prolongarse durante siglos. El pasado marzo, por ejemplo, los tres astronautas de la Estación Espacial Internacional (ISS) tuvieron que refugiarse en una nave de emergencia tras detectarse la llegada de un pedazo de chatarra.
Y el riesgo crece cada año. Una veintena de países tienen ahora con la capacidad de lanzar objetos al espacio, pero pocos de estos cuentan con rígidos protocolos de seguridad, por lo que la porquería sigue creciendo: solo durante el primer trimestre de este curso, según la NASA, la basura creció un 9%, tras la colisión de dos satélites privados –uno ruso y otro norteamericano, ambos fuera de servicio– el 10 de febrero.

LOS MÉTODOS / «Hay un proyecto alemán que consiste en una especie de camión de la basura espacial que tendría que recoger la chatarra y después enviarla a una órbita más baja para que fuese incinerada al entrar en la atmósfera –explica Josep Maria Casas Sabata, especialista en gestión de residuos y catedrático de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC)–. También se está considerando incorporar en los satélites cables de varios kilómetros que, una vez acabada la vida útil del satélite, provocarían su frenada y precipitación hacia la atmósfera. Pero ninguna se ha llevado a la práctica. Ahora, eso sí, los satélites están blindados para minimizar las consecuencias de un posible impacto. Es decir, que algo se está haciendo».
Poco, según la Asociación Internacional para el Avance en la Seguridad Espacial (IASSS, por sus siglas en inglés). El pasado año, esta organización envió un informe a la ONU en el que alertaba de la urgente necesidad de establecer una legislación internacional sobre basura espacial antes de que ocurriese una catástrofe. «No actuar ahora sería una locura», dijo entonces su director, Tomasso Sgobba. Ha transcurrido un año y medio. En este tiempo, más allá de la petición de ayuda del Departamento de Defensa de EEUU, poco se ha hecho.

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