REDACCIÓN D.M.-. Un subdirector del diario de Pedrojota se las ve con la Fiscalía por el 11-M, el patrón de Mediapro pasa desapercibido en el Congreso y el archivo de "La Vanguardia" da sorpresas curiosas. No todo va a ser Belén Esteban. Ese morlaco, por lo demás, lo torearemos otro día, porque hay tela que cortar. Así que hoy lo dejaremos aparcado, incluido el salivazo de Risto Mejide a la cara de Telecinco, y nos centraremos en otros asuntos que también tienen su aquél.
Por los predios de don Pedro José (Avenida de San Luis, 25-27) uno de los subdirectores de El Mundo, Antonio Rubio (¿para cuándo la edición de esa tesis sobre los corresponsales de guerra españoles en Marruecos?), ha sido puesto en el punto de mira de la Fiscalía por una posible revelación de secretos. A Rubio, uno de los hombres de la investigación de esa casa, le achaca el Ministerio fiscal haber revelado la condición de confidente del imán Cartagena. Que si no lo recuerda en esa madeja liada del 11-M, fue quien habría alertado con anterioridad a los atentados de un posible ataque de grupos yihadistas. Veremos en qué queda la cosa. Aunque resulta llamativo la diferencia de trato que hay en este asunto con, por ejemplo, las filtraciones a Prisa del sumario secreto de la Gürtel.
Y el martes pasado, aunque no lo parezca, Jaume Roures anduvo por una de esas subcomisiones de Deporte del Congreso. Decimos que no lo parece porque al patrón de Mediapro, pese al lío de la TDT de pago y a Prisa echando las muelas (impresionante el zurriago del lunes sobre el Presidente Sol de La Moncloa por la pluma de Fernando Garea), no le hicieron mucho caso los representantes de los medios de comunicación. Público y poco más.
Hablando de TDT de pago, también este martes tenía lugar la presentación de la nueva programación de La Sexta. Al margen de tías buenas y personajes pintorescos, lo interesante estuvo en las declaraciones de su consejero delegado, José Miguel Contreras, que anunció la creación de una plataforma de pago a partir de Gol TV. Se veía venir...
Y por último, un asunto que está corriendo como la pólvora por Internet. De las profundidades de la hemeroteca digital de La Vanguardia (una de las mejores junto con la de ABC) ha aparecido un documento que se ha propagado a toda mecha por la Red. Se trata de sendas páginas correspondientes al diario de los Godó fechadas el 5 de septiembre de 1975 y referentes a la desarticulación del Frente Revolucionario Antifascista Patriótico (FRAP), un grupo terrorista maoísta-leninista que tuvo en su haber el asesinato de un policía, Lucio Rogríguez Martín, y de un teniente de la Guardia Civil, Antonio Pose Rodríguez. Dos pobres desgraciados -en el buen sentido- que, en el caso de Pose, por ejemplo, era un simple técnico en electrónica de la Agrupación de Tráfico de Madrid.
Pues bien, en dichas páginas aparecen, ni más ni menos, que Esteban Ibarra y su esposa Montserrat Moreno, como parte de los activistas detenidos. El hoy bien subvencionado presidente del Movimiento contra la Intolencia (al menos ya no se apostilla Jóvenes) respondía entonces a los alias de Raúl y Díaz y se dedicaba a tareas muy tolerantes como la recopilación de información "sobre domicilios de funcionarios del Cuerpo General de Policía para elevarlas a la dirección del Partido". Su señora, alias Riaza, optaba por la captación, la propaganda y el tunning de su domicilio en "casa franca". Las páginas de La Vanguardia (entonces Española).
Las vueltas que da la vida. De terrorista a inquisidor remunerado y con sillón en el patronato de la muy socialista -de pastel- Fundación Alternativas del defenestrado Jesús Caldera. Y eso pese a no hacerle ascos a los dineros proporcionados por la derecha con mando en plaza. ¡Qué itinerario para dar lecciones a los demás!
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