LAEDICION.NET.-La sentencia obliga a
los autores a indemnizar a la familia de la víctima con 900.000 euros La
Audiencia Provincial de Almería ha condenado a 22 años y seis meses de cárcel
al acusado de matar por encargo a un joven de 25 años de Níjar y a 21 años de
prisión al hombre que le contrato para cometer el crimen después de tener
conocimiento de que su esposa mantenía una relación sentimental con la víctima.
El tribunal de la Sección Primera impone a la mujer, quien se prestó a
"traicionar a su amante" y a servir de "cebo" para
facilitar que se perpetrase el ataque "convencida por su marido", la
pena de 18 meses de cárcel después de que el jurado popular encargado de juzgar
el crimen considerase que "no tenía voluntad de que resultara
muerto".
El veredicto declaró culpables de sendos delitos de asesinato al sicario,
A.M.L., quien ejecutó materialmente el crimen con dos disparos, y al marido,
J.J.G.S., quien "proyectó" la muerte y consiguió que la víctima
"fuera atacado en su integridad física" en un paraje rural,
"poco transitado" y de manera "que no tuviese oportunidad ni de
defenderse ni de evitar la agresión".
La sentencia condena a los dos acusados al pago de indemnizaciones que suman
900.000 euros, para los padres y hermanos de la víctima, mientras que la mujer,
C.C.A., deberá abonar en concepto de responsabilidad civil un total de 8.000
euros como autora de un delito de lesiones con la circunstancia agravante de
alevosía.
Tras tres días de deliberación, el jurado popular estimó probado que J.J.G.S.
conocía que su mujer mantenía una relación sentimental con la víctima, también
residente en San Isidro, y que, en las primeras semanas de marzo de 2010,
contactó con A.M.L. para ofrecerle una "cantidad indeterminada" de
dinero por dar muerte a J.A.C.R., encargo que éste aceptó. Al tiempo, el marido
informó a C.C.A. de que sabía de la infidelidad y la convenció para que
"traicionase" al joven y "sirviese de cebo" para concertar
una cita durante la que A.M.L. y él aparecerían "por sorpresa para
herirle".
El plan, según recogió el veredicto, consistía en que la mujer llamase por
teléfono a su amante con un teléfono de prepago que adquirió el sicario y
quedase con él en un lugar "poco transitado" para, de este modo,
facilitar el crimen. Un día antes de que se perpetrase el asesinato, A.M.L.
recibió un adelanto de 1.000 euros.
La muerte de J.A.C.R. se produjo en la madrugada del 22 de marzo en el conocido
como paraje de El Acebuchal, al que los tres acusados llegaron en el mismo
vehículo. Una vez allí, C.C.A. llamó a la víctima mientras que su marido y el
sicario se escondían detrás de unas chumberas portando A.M.L. una escopeta.
Cuando su amante llegó a la cita, la mujer se negó a subir en su furgoneta con
la finalidad de obligarle a que se bajara, momento en que los otros dos
procesados salieron de su escondite. Conforme al plan trazado por J.J.G.S., el
sicario disparó contra el joven y le alcanzó en el cuello, lo que provocó que
cayese al suelo.
Tras ese primer impacto, el marido se dirigió a A.M.L. "gritándole e
instándole" a que le matase, por lo que éste se acercó y "le disparó
en la cabeza a muy corta distancia, destruyéndole los centros vitales y
causándole el fallecimiento de modo inmediato".
El cadáver del joven fue localizado por los barrenderos del municipio, de
madrugada, cuando se disponían a empezar el servicio de limpieza diario.
Tuvieron que limpiar el gran charco de sangre de la carretera con agua a
presión
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