La Infanta Cristina al borde la imputación

LAEDICION.NET.-Imputar a la Infanta Cristina o no imputarla, esa es la cuestión. Desde que estalló el 'caso Urdangarin' y el Rey Juan Carlos dejó claro que su inmunidad no daría cobijo a su cuñado, la gran pregunta ha sido saber qué pasaría con la infanta Cristina. Apartada de los actos oficiales, la infanta ha sido un protagonista pasivo de la trama de apropiación indebida de fondos públicos.

Como espectadora de lujo ha asistido a la imputación de la mujer de Diego Torres -el socio de Urdangarin- por tener un puesto en la junta directiva del instituto. El mismo que ostentó la propia Cristina, sin embargo ella se ha venido librando del bochorno de la imputación por ser poco más que una mujer de paja que figuraba en el organigrama pero que desconocía los negocios de su marido.
Pero con las defensas de Diego Torres y el propio Iñaki Urdangarin enfrentadas en los tribunales, el primero está comenzando a tirar de su as en la manga. Se trata de más de un millar de e-mails que podrían demostrar que la Infanta estaba al tanto todos los tejemanejes. Así lo demostrarían los correos adelantados por informativos Telecinco y el diario El Mundo: "Aprovecho que estás conectada para enviarte una comunicación de Nóos que tengo enviar. Hay dos versiones. Clientes, colaboradores y amigos y la otra para Octagon. Léelo y dime qué piensas, please..."
En el nuevo paquete de documentos entregados por Torres al juez hay, además, numerosos envíos de correos en los que el duque de Palma se comunica con el secretario de la Infanta, también imputado en la causa y que ha negado cualquier participación en el Instituto Nóos pese a que figuraba en su junta directiva como secretario. Y todo ello hay aún hay que añadir que, según cuenta Última Hora Radio de Mallorca, la firma de la Infanta Cristina habría aparecido en tres actas de reuniones del Instituto Nóos. De confirmarse toda esta nueva batería de hechos, cobraría fuerza la peor pesadilla de la Casa Real: ver a uno de sus miembros entrando en los juzgados en el peor momento de valoración pública de la monarquía de la historia reciente.