jueves, 14 de marzo de 2013

Ortega Cano: “Juro que no tomé nada de alcohol ese día”


Juro que no tomé  ni una gota de alcohol”. Firme y directo. José Ortega Cano mantuvo ayer, durante la primera sesión de la vista oral que le enjuicia por un accidente de tráfico mortal sucedido el 28 de mayo de 2011 y que terminó con la vida de Carlos Parra, que no bebió nada durante el día de los hechos y que en todo momento respetó las señales de tráfico, así como la velocidad máxima permitida en la calzada por donde circuló.
“Tan sólo me mojé los labios en una copa de cava y lo hice para no desairar a la camarera que me la ofreció”, explicó el extorero ante las continuas preguntas de la Fiscalía y la acusación particular, que subrayaron el hecho de que Ortega Cano visitó varios bares la misma tarde del accidente. “Sólo bebí coca cola. Para mí el alcohol es un veneno. Los médicos me lo han prohibido debido a los problemas de corazón que padezco. Si quiero morirme, no tengo más que tomar alcohol”, afirmó el extorero, que durante toda la jornada declaró de pie y con los ánimos templados.
Un testimonio que choca con los resultados de la prueba de alcoholemia que se le practicó después del accidente y que arrojó un resultado de 1,26 gramos de alcohol por litro de sangre, algo que el propio Ortega Cano no pudo explicar al ser preguntado por la veracidad del test. “Lo que yo les diga es la pura verdad. Lo que haya salido en los exámenes, será o no será verdad. No vengo aquí a decir ninguna mentira. Vengo con confianza en la Justicia, en Dios y con la pena de la persona que falleció, que llevaré siempre en mis espaldas”, señaló, al tiempo que indicó que por el hecho de ser “un personaje público” se le ha “tragiversado” y se le ha hecho “una injusticia enorme”.
El exmatador de toros, que se enfrenta a cuatro años de cárcel por un delito de homicidio imprudente y dos delitos contra la seguridad vial, sí admitió que “se refugió” en la bebida los meses posteriores a la muerte de su mujer, Rocío Jurado, porque se sentía “muerto en vida”, pero que lo dejó por los problemas de arritmias que le detectaron.
Precisamente, tanto el propio Ortega Cano como su abogado defensor, Enrique Trebolle, haciendo referencia a esos problemas cardíacos, esgrimieron un posible mareo o “vahído” del extorero como causa del accidente.
“Tengo todo lo que pasó, hasta segundos antes del accidente, memorizado. Algo me tuvo que dar porque no es normal que sucediera lo que sucedió. Si yo estoy normal y veo que me voy a chocar, antes me tiro por un barranco o meto el coche por el medio del campo”, explicó Ortega.
Además, y pese a que la Guardia Civil sitúa su velocidad en el momento del accidente en 125 kilómetros por hora y que existen testigos que le vieron conducir de forma temeraria, el imputado afirmó que en ningún momento circuló a más de 80 kilómetros, que no adelantó en línea continua ni invadió el carril contrario y, mucho menos, que fuera lanzado por la carretera.
“Lanzado no, relajado. Usted ve mucho la televisión y se cree todos los chismes”, llegó a recriminar Ortega Cano a uno de los letrados de la acusación particular, para terminar jurando de nuevo que no probó ni una sóla gota de alcohol.
 
Ayuda psicológica
Además de Ortega Cano, durante la primera sesión de la vista, prestaron declaración la viuda del fallecido, Manuela Gurruchaga, y el hermano de éste, Manuel Parra, quienes reclamaron “la pérdida” de su ser querido.
La viuda, que eleva la indemnización que pide por el accidente por encima de lo legal al considerar que existe lucro cesante (por las nóminas que dejó de recibir al morir su marido),  señaló que tanto ella como sus dos hijos han necesitado tratamiento psiquiátrico para poder superar la muerte de la víctima y que su única relación con Ortega Cano era de verlo por los “bares” del pueblo (Castilblanco de los Arroyos).
Para la jornada de hoy está previsto que comparezcan los agentes que rescataron al extorero de su vehículo, además de varios conductores a los que Ortega Cano adelantó ese día de forma temeraria.
La defensa impugna la prueba de alcoholemia
Antes de la declaración de Ortega Cano, que llegó a la sala con un semblante muy serio acompañado por su abogado, y que tuvo que soportar estoicamente durante los primeros minutos los flashes de decenas de fotógrafos y a los cámaras de televisión, la vista comenzó con la fase de cuestiones previas en la que la defensa planteó la “nulidad de pleno derecho” de la prueba de alcoholemia que se realizó al extorero a partir de una muestra de sangre que le fue extraída en el Hospital Virgen Macarena dos días después del accidente y con el consentimiento del juez instructor, ya que Ortega Cano se encontraba entonces en coma.
Según el letrado de la defensa, la prueba entró en el proceso de “forma ilícita” y se vulneró el derecho a la intimidad de su cliente ya que la sangre se le extrajo para “salvarle la vida y con una finalidad terapeútica” y no para emplear la prueba en el proceso penal y utilizarla “para tener efectos incriminatorios”. Tanto el fiscal, la acusación particular y las partes personadas de las aseguradoras se opusieron a la nulidad de la prueba de alcoholemia.
La petición de nulidad será resuelta por la juez Sagrario Romero en la propia sentencia.

 

 

 

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