LAEDICION.NET.- Le delató el cargo, demasiado burdo. Ralph Napierski, un australiano que se hizo pasar por obispo de una supuesta Iglesia Ortodoxa Italiana, intentó ayer colarse en la reunión preparatoria del cónclave, pero fue expulsado sin miramientos por la Guardia Suiza. Napierski, con una sotana más corta de la indicada para su talla, bufanda en lugar de fajín, zapatillas deportivas y una cruz de plástico, llegó saludando a cardenales auténticos, como Sergio Sebastiana, quien, sin conocerle, le devolvió el saludo por cortesía.
Por otra parte, con una invocación al Espíritu Santo, los cardenales se reunieron ayer por primera vez en este tiempo de sede vacante para preparar el cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI, cuya fecha fijarán cuando estén todos los purpurados electores. Ya están en Roma 142 de los 207 cardenales que forman el Colegio Cardenalicio
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