viernes, 15 de marzo de 2013

Corinna inquieta a las relaciones del Gobierno con la Corona


El Rey sólo intentó tal vez estar cerca de su amiga entrañable

LAEDICION.NET.-El alojamiento de Corinna enrarece la relación entre el Gobierno y la Corona”, según informa la periodista Pilar Santos en El Periódico de Catalunya. En la portada de este diario barcelonés el impacto es mayor: “Uso de un inmueble del Patrimonio Nacional. Corinna tensa la relación entre Gobierno y Zarzuela”.
Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno Rajoy, ha desviado “a la Casa del Rey una pregunta sobre la vivienda de la princesa alemana”. El asunto Corinna provoca cada día más polémica. Ni el Jefe del Estado, que es el Rey, ni el presidente del Ejecutivo, que es Mariano Rajoy se encuentran ahora mismo en un buen momento. Todo lo contrario.
Rajoy mantiene silencio total, pero Luis Bárcenas, a menos de tres semanas de la semana santa, se ha convertido en la cruz que arrastra el presidente. Y, mientras tanto, Juan Carlos I se ve políticamente acosado entre su yerno, Urgandarín, y su amiga entrañable.
Por cierto, el semanario Tiempo ha difundido que Corinna, después de la cacería de elefantes en Borsuana, se fue a Río de Janeiro y con pasaporte diplomático, al parecer no español. En este caso fue a ver a otro amigo suyo, el potente empresario brasileño Marcelo Carvalho de Andrada. En fin que esta mujer emergente acabará siendo más famosa incluso que Carla Bruni, mujer de Nicolás Sarkozy.
En el Periódico de Catalunya, por lo demás, se señala que un portavoz del monarca se limitó a decir después que la Casa del Rey “no comenta estos temas” y no quiso ni desmentir ni confirmar si la empresaria alemana se ha alojado en la finca (…) Tampoco si el Rey ha ordenado obras en ese inmueble.
Es decir, que la opacidad sigue siendo absoluta en las cuestiones relativas al Rey. A primera vista, eso que se ahorra la Casa del Rey cuando es preguntada por los periodistas. Pero la opinión pública en general rechaza el mutismo de la Corona. Día a día va bajando la simpatía de los ciudadanos hacia su Rey. Y nadie, claro, quiere quedarse con el marrón de unos inmuebles pagados por Juan Carlos I a cuenta del dinero público que percibe de las arcas del Estado. El Rey acaso ha intentado estar más cerca simplemente de su amiga entrañable.


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