LAEDICION.NET.- La Asociación de Usuarios de
la Comunicación ha pedido al Gobierno que se replantee el actual modelo de
financiación de RTVE y contemple la vuelta “limitada” de la publicidad a RTVE,
con el fin de asegurar la pervivencia de una televisión pública estatal
sostenible, plural e independiente
AUC ya criticó en su momento (Notas de
Actualidad, 2009: Casandra, el caballo de Troya y la financiación de RTVE) el modelo
instaurado en 2009, que eliminaba las comunicaciones comerciales en TVE a
cambio de imponer un gravamen a las televisiones privadas y a los operadores de
telecomunicaciones. Las previsibles consecuencias negativas del modelo no han
hecho sino confirmarse con el tempo y ponen de relieve sus efectos perversos,
que los propios “inventores” del modelo, los franceses, han tenido que revisar:
Por un lado, que las cadenas privadas paguen parte del coste de
la televisión pública da que pensar en la posible presión de aquéllas sobre las
parrillas de TVE, especialmente de La 1. Al fin y al cabo, esas cadenas están
pagando para que la televisión pública compita con ellas a través de programas
que perfectamente podrían emitir Antena 3 o Tele Cinco, con el consiguiente
“desperdicio” de GRPs que no se traducen en retorno publicitario. El trasvase
de espacios de éxito de la pública a las privadas es un fenómeno ya
consolidado.
Por otro, todo apunta a que la aportación de las telecos será
impugnada a nivel europeo tanto para España como para Francia, con el problema
que ello genera no sólo de extinción de una vía de ingresos, sino también de
posible devolución de las cantidades aportadas.
Además, y ello supone también un efecto perverso, el único tipo
de comunicación comercial permitido en TVE, el “patrocinio cultural”, se
utiliza con un criterio cada vez más generoso, cuando no abusivo. Y habría que
preguntarse si no sería más realista redefinir la presencia publicitaria en
televisión que mirar para otro lado ante determinadas prácticas que rozan el
fraude de ley.
En un momento de crisis galopante como el actual, parece dudoso
que la financiación vía impuestos, con sus sucesivos recortes, vaya a ser
suficiente para la sostenibilidad de la televisión pública, con el peligro de
convertirla en una oferta marginal, sin contenidos atractivos ni posibilidad de
explorar nuevas oportunidades de ingresos como los contenidos de pago. La
vuelta limitada de la publicidad no es el Bálsamo de Fierabrás para un problema
de más caldo (el papel del audiovisual público en la era digital), pero además
de aportar recursos para el mantenimiento de TVE supondría una mayor
independencia económica, que redundaría además en un reforzamiento de sus
principales señas de identidad: la
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