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En marzo del año 2006 se presentó en España una ley dirigida para las personas
dependientes de este país por discapacidad, enfermedad crónica o vejez. Unos
meses más tarde esta ley confeccionada por el gobierno de José Luis Rodríguez
Zapatero fue aprobada por el Consejo de Ministros y posteriormente por el
Congreso de los Diputados. Esta novedosa ley era esperanzadora para los más
dependientes que precisaban de ayuda para facilitar sus vidas cotidianas. Pero
con el paso del tiempo la han ido manipulando en unas autonomías más que en
otras según sus gobernantes. Los mandamases de la Comunidad Valenciana también
han manejado esta innovadora ley a su antojo.
Con la crisis
económica que está atravesando este país, la Ley de Dependencia se ve sometida
a duros recortes, afectando a varios sectores sociales como la discapacidad, la
sanidad o la educación. En Valencia los manifestantes reivindicaban sus
derechos, mientras las desmesuradas porras de los policías golpeaban los
cuerpos reivindicativos que desbordaban las calles levantinas en cada una de
las manifestaciones producidas desde hace justo un año.
Actualmente, la
situación poco ha cambiado, desgraciadamente está peor. Las tasas de las
matrículas universitarias están caras, la privatización de la sanidad se ha
hecho realidad y siguen recortando las prestaciones de la ley de Dependencia.
Este último recorte para los dependientes valencianos ha traspasado los niveles
de indignidad, rebajando a muchos dependientes hasta un 80 % de la cuota
mensual percibida sin notificación previa ninguna, lo que agrava aún más la
rebaja efectuada. Vake, un dependiente y universitario criado en Benetússer,
está siendo damnificado por todos los sectores. La cantidad mensual percibida
le ha sido rebajada un 55 %, las medicinas que consume tiene que pagar un 40 %
de lo que cuesta cuando antes era gratis y por último la “Wertgüenza” que está
sometiendo a nuestra reforma educativa el Ministro de Educación español.
Hace unas semanas
Vake asistió a la última manifestación tras el novísimo “recorte sorpresa” que
ha sido sometida la ley de Dependencia. La plaza de Manises, a las puertas del
“Palau de la Generalitat”, se abarrotó de “ruedas reivindicativas”
reclamando sus derechos por una vida sobre ruedas normalizada. Vake pudo
apreciar la prepotencia e indignidad que se contemplaba en el sector de la
Discapacidad valenciana. Además observó que este desfavorecido sector en este
país se hizo notar más que otros sectores teóricamente también perjudicados por
los recortes sociales, como por ejemplo el de la Tercera Edad. Con esta
indagación del Vake respeto a la manifestación, la especulación del poder
político en busca del voto toma fuerza. En Valencia hay más ancianos que
discapacitados por lo que los recortes son diferentes según el sector.
Mientras, el poder
político valenciano se dedica a salvar al Valencia Club de Fútbol por un módico
precio de 4,8 millones de euros o avalando con 24 millones de euros por la
continuidad del Gran Premio de F1 en Valencia.
La solución de esta
“situación insostenible” pasa por el cambio de la política social que está
llevando a cabo el gobierno valenciano y destinar el dinero a la sanidad,
educación y otros asuntos sociales. Valencia es lo más parecido a una manzana
llena de gusanos, podrida por dentro y bonita por fuera. Vamos todos a sanearla
eliminando a todos los gusanos chupópteros, antes de que nos quiten hasta el
derecho de vivir con dignidad. Hay muchas formas de ser
discapacitado, la más peligrosa es la de no tener corazón.
José Vaquerizo
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