domingo, 18 de enero de 2009

¿Por qué cambiar lo que funciona?

La Constitución del 78 establece que España es un Estado aconfesional ajeno a todo laicismo, una distinción perfectamente reconocida por la doctrina jurídica y que aparece con frecuencia en los documentos y discursos del Papa Benedicto XVI. Acusar al adversario de clericalismo por defenderlo o suponer que los obispos pretenden exceder el ámbito moral que corresponde a su magisterio son falsedades que derivan de una mentalidad trasnochada y dogmática. Fernández de la Vega tuvo que actuar como "apafuegos" ante la Santa Sede a lo largo de la legislatura anterior a causa de los excesos de algunos ministros y altos cargos. Incluso el nombramiento de Francisco Vázquez como embajador ante la citada Sede fue interpretado como un gesto de distensión. Por ello es muy significativo que ahora la propia vicepresidenta anuncie a bombo y platillo un nuevo proyecto que demuestra el oportunismo socialista en sus relaciones con la Iglesia. Conviene tratar con sentido común este delicado asunto y, para ello, lo mejor es dejar como están las leyes que funcionan bien.


JD Mez Madrid

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