El Supremo declara ilegales las grabaciones con cámara oculta

¿Qué pasa ahora con el derecho al honor, a la intimidad e imagen que tienen las personas que han sido grabadas sin su consentimiento?

Lo que todos entendemos como lógico se ha impuesto al final. Las imágenes robadas por pseudo-periodistas utilizando cámaras ocultas han sido declaradas ilegales por el Tribunal Supremo.

El problema de toda esta parafernalia montada alrededor de los asesores en Diputación es que se ha producido un daño, no sólo a las personas grabadas, sino también a sus familias, a su entorno laboral, a su entorno de convivencia y a la propia institución provincial. El daño hecho a las personas, a sus familiares y entorno ya no se recupera, hecho está.

Y todo esto respaldado por el Partido Popular. Todo este montaje ha sido apoyado por el Partido Popular, esos que tanto defienden las leyes y el cumplimiento de las mismas. Esos que, mediante Comisión de Investigación, fueron llevados al Tribunal de Cuentas por las cuentas de ACL, los mismos que gestionaron el equipo ciclista, los que ahora se encuentran con el tema de la concejala de Cultura en el Ayuntamiento de la capital, etc.

La intención del grupo popular de Diputación ha sido desacreditar al presidente de la Institución Provincial, aunque para ello se utilizaran medios ilegales. No les han importado las formas, sólo machacar la imagen del presidente, tampoco si afectaba a su vida personal o familiar, ni que ello significara machacar la imagen de la Corporación Provincial. Mostraban la foto institucional del presidente. Sabían que no eran pruebas lo que presentaban pero se prestaron a montar el circo mediático con tal de ganar puntos en su propio partido.

Claro que al PP de Almería nunca le ha importado la imagen ni credibilidad de las instituciones. Recordemos los 3 años de la legislatura pasada en Diputación en que los enfrentamientos y espectáculos en los plenos eran la tónica general, hechos que lamentablemente, quedaron grabados en la retina de los almerienses.

Esta sentencia del Tribunal Supremo debe suponer una reflexión seria para quienes utilizan los medios informativos de forma torticera, para los partidos políticos, para el periodismo amarillo, rosa, etc. Debemos congratularnos de que se produzca esta sentencia pues viene a poner las cosas en su sitio. ¿Pero quién devuelve el honor, la imagen, la dignidad, etc, a todas las personas que se han visto envueltas en estas malintencionadas historias? Que no se vean envueltos en estas historias nuestros hijos y familiares, porque entonces entenderíamos el estado emocional de las personas que han sentido manipuladas sus vidas por unos impresentables.