sábado, 3 de enero de 2009

Año de la gran crisis.

La crisis económica ha condicionado el devenir de forma definitiva de la sociedad española en 2008, que se traduce en una caída de todos los ratios de producción sin precedentes en la historia reciente. La gravedad inapelable de la situación tiene su demostración más dolorosa en el incremento del desempleo en un 33 % en el último año, sin que, hasta el momento se perciba que la acción pública, quiero decir, las medidas adoptadas por el Gobierno, que recordémoslo es quien tiene los principales instrumentos de política económica, estén ofreciendo resultados palpables.

El Ejecutivo, que antes de las elecciones generales de marzo, no quiso o no supo -mejor lo primero, no sólo hizo el avestruz sino que intentó engañar a los españoles- prever lo preocupante de la situación y su comportamiento a partir de entonces ha sido una sucesión de anuncios e iniciativas que según los principales analistas no permitirán salir de la crisis hasta pasado 2010 y que engrosarán un déficit público cuyas consecuencias en materia de gasto e inversiones se prolongarán durante muchos años.

Desgraciadamente nos esperan, como mínimo, dos años de vacas flacas.

Domingo Martínez Madrid

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