
Mariano Rajoy reacciona ante el llamado "Madridgate". Si en los últimos días el líder del Partido Popular se había limitado a ordenar a sus dirigentes no añadir más ruido y confusión sobre la supuesta trama de espionaje y cruce de dossieres, ahora ha citado a sus barones autonómicos a un encuentro de urgencia este lunes en la sede de Génova.
Aunque oficialmente no se han dado las razones de la cita, en el PP dan por hecho que Rajoy ofrecerá un gesto de autoridad ante la guerra interna desatada en las últimas semanas. Al parecer tal es el consejo dado por su vicesecretario general y barón andaluz Javier Arenas, patrocinador de esta cita montada a toda prisa. "Si Mariano no logra pasar pronto esta página, el tiempo correrá en contra de su capacidad para liderar el partido", venían aventurando marianistas de pro. Dicho y hecho. Rajoy dejará claro a los suyos que el centro-derecha se quedará sin futuro si no se ponen a trabajar y se enredan en rencillas y en "conspiraciones" en la sombra.
Enmarañado debate
O lo que es lo mismo, tal y como ya reclamó el presidente de los populares el jueves en la puesta de largo de su candidato a las elecciones gallegas, Alberto Núñez Feijoo, en el Club Siglo XXI de Madrid: "El Partido Popular debe elevarse por encima de su ombligo". Previsiblemente, Mariano Rajoy desea repetir ese mensaje, con otras claves, y zanjar la polémica para centrar sus esfuerzos en las campañas de Galicia y País Vasco, abandonadas en un segundo plano para dejar paso al enmarañado debate de los espías.
La prioridad de Rajoy es que la formación retome la ofensiva electoral cuyos resultados pueden ser determinantes para la marcha del PP y del proyecto nacido en el Congreso Nacional de Valencia. "Nos tenemos que dedicar a hacer campaña y oposición", repiten ante El Semanal Digital fuentes de su entorno. Y eso es, precisamente, lo que el lunes va a exigir Mariano Rajoy a sus barones: Que se ocupen de las citas con las urnas y de José Luis Rodríguez Zapatero, no de él, y sin mayor dilación.
Reajuste de agendas
De hecho, la convocatoria ha pillado con el píe cambiado a algunos de los emplazados, debido a una urgencia que ha obligado a un reajuste de agendas. Así, el presidente de la Comunidad Valenciana , Francisco Camps, y el líder del PP del País Vasco, Antonio Basagoiti, tenían previsto desplazarse juntos a Benidorm y Torrevieja para pedir el voto a la colonia vasca residente en esa zona del Levante. Deberán dejarlo para otra ocasión. Se impone acudir a la "terapia de grupo" del presidente nacional del partido.
No es para menos. Se trata de una convocatoria de singular importancia. La expectación abierta no conoce límites en el seno del Partido Popular. La esquina de la calle Génova con Zurbano promete convertirse el lunes en un hervidero de coches oficiales, escoltas, y sobre todo, de medios de comunicación. Otra cosa será ver, señalan fuentes de Génova, si tanto apresuramiento transmite hacia el exterior la sensación de tranquilidad que necesita ofrecer el PP o, por el contrario, lo que se suministra es otra sensación más de ahogo ante la mala situación interna por la que atraviesa el partido.
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