Si el obispo Rouco no cede a sus pretensiones, El Mundo le masacrará
LAEDICION.NET.-En su habitual estilo, el locutor Federico Jiménez Losantos sigue presionando al arzobispo de Madrid, Antonio Maria Rouco Varela, para que dé marcha atrás y le permita seguir en la COPE (para lo que prometerá ser buen chico). El precitado estilo consiste en el mayor servilismo con quien tiene que tomar la decisión -Rouco- combinado con la mayor agresividad, insultos incluidos, con quien aconseja su sustitución -el administrador apostólico de Toledo, Antonio Cañizares-.
Al parecer, no era la COPE quien, como presumía Jiménez, estaba en sus manos sino él en manos de la COPE. Las alternativas de Radio Marca o de Punto Radio no parecen tan sencillas. Eso sí, en el caso de que Rouco no ceda, Jiménez y el diario El Mundo le masacrarán. Es lo que se llama chantaje.
Los aliados de Federico se han puesto manos a la obra, toda vez que, ahora sí, le han visto las orejas al lobo y contemplan cómo el secuestro al que tenían sometido a la emisora confesional puede estar tocando a su fin. Así, con el cinismo propio de Pedro J. Ramírez, la edición de El Mundo del pasado domingo se refería a la expulsión de la COPE. Cinismo porque la información no hace referencia a la licencia de radio en Madrid que el dúo Ramírez-Jiménez le arrebató a la COPE -que la necesita como agua de mayo-, emisora que le paga su sueldo, gracias a que Pedro J. y Federico dirigen la propaganda de doña Esperanza Aguirre.
Permanecer en la COPE es vital para Jiménez para mantener su poder e ir forjando su grupo empresarial alrededor de Libertad Digital, perpetuamente promocionado desde la emisora, y Libertad Digital TV. La propaganda de esta última desde su espacio resulta aun más inmoral, pues la COPE es propietaria de su competidora, Popular TV, a la que ni se menciona en el programa de Jiménez.
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