sábado, 19 de diciembre de 2009

La venta de mantecados cae un 20% por el calor

La crisis y las altas temperaturas registradas hasta la semana pasada han desmotivado a los consumidores

LAEDICION.NET.-La Navidad no es concebible sin los dulces típicos de estas fechas. Mantecados, polvorones, roscos de anís y vino, soplillos... todo parece poco cuando se atrezza la mesa festiva. Sin embargo, este año está siendo atípico. Según Mariano Campos, copropietario de la panadería familiar Especialidades Campos Valverde, la producción ha caído "más de un 20%" motivada por el cambio climático, que repercute en los hábitos de consumo de los clientes.

"Nunca se había conocido un invierno con temperaturas como estas", asevera. "Como no hace frío, la gente no ha empezado a comprar mantecados prácticamente hasta ahora" y, además, esto se ve agravado por la situación económica, que hace que los bolsillos rehúyan todo tipo de 'caprichos' culinarios y los paladares se vuelvan cada vez más ascetas.

La preocupación del empresario no es de poco. Mariano posee una de las empresas más conocidas en la materia. Ubicada en Fondón, su panadería elabora 1.000 kilos de dulces variados al día que se distribuyen en toda la provincia y en el resto de España. Son muchos los pedidos que recibe cada temporada y, además, las ventas se alargan durante el resto del año. De hecho, la campaña navideña comienza el 3 de agosto y continua hasta finales de diciembre.

El único dato positivo concierne a la materia prima, la almendra, que este año "está muy barata" y ha dejado los precios del producto final prácticamente inalterados: 6 euros por cada kilo de mantecados de almendra y 5 euros el kilogramo de mantecados de limón. Estos últimos son el "producto estrella" de la casa, afirma Campos. La receta familiar que instauró el fundador de la firma, Diego Campos Pérez, su abuelo, ha perdurado desde los años '50 hasta ahora sin alterarse en lo más mínimo. Tampoco lo ha hecho la forma característica de 'galleta' (esta variedad se presenta en dos mitades), ya que "los clientes lo pide, y si lo cambiamos creen que ya no es el mismo producto".

Lo que sí se ha modificado a lo largo del tiempo ha sido la forma de producción, que ha pasado de ser artesanal a mercanizarse en todas las fases, desde el tostado de la harina al empaquetado final, pasando por la aplicación de una capa de huevo para proporcionar una mejor apariencia final. Todo ello, eso sí, supervisado por 14 empleados y el dueño, Mariano.

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