domingo, 13 de diciembre de 2009

Los agricultores inician el cambio de modelo de comercialización

LAEDICION.NET.-D.M.. Firman un acuerdo con comercializadoras para fijar precios mínimos para cada producto según mercado y costes de cultivo • Control de importación y prácticas ilegales en trazabilidad, otros problemas
Después de años luchando para rebajar el diferencial de precios entre los productos hortofrutícolas en origen y el coste que tiene que pagar por ellos el consumidor, combatiendo por intentar subir el valor de la producción a la par del incremento de los costes para cultivar, ahora se ha conseguido un hito histórico por parte de los agricultores a través de dos armas: las movilizaciones y el diálogo, y es el principio de cambio en la comercialización.

La gran distribución, constituida por un oligopolio en España, y la falta de control ante las importaciones de terceros países ya no sólo por el incumpliemto de acuerdos respecto a calendario y contingentes, sino de unificación y exigencias de sanidad, siguen siendo dos de los grandes problemas del campo, pero paso a paso. Noviembre de este año ha sido un mes clave en las reivindicaciones del sector agrario y ganadero a nivel nacional, ya que tras protestas provinciales se consiguió un consenso para propiciar en la capital de España una manifestación multitudinaria el 21 de noviembre para gritar a los cuatro vientos que se escuchara a uno de los motores económicos de este país: la agricultura. Pocos días después llegaba la Expo Agro Almería, escenario provincial para la muestra internacional de los productos hortofrutícolas e industria auxiliar de Almería. Allí, si bien, los agricultores erraron en sus formas cerrando la feria el primer día, con la atención incondicional de la Cámara de Comercio, que tuvo, sin comerlo ni beberlo que solventar la situación, se hicieron valer, aunque algunos representantes políticos como la consejera de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, Clara Aguilera, pasaran sin pena ni gloria.

La situación se hace insostenible para los agricultores. Una semilla de pimiento puede costar 10 céntimos, lo mismo que se le puede pagar al agricultor por kilogramo, teniendo que costear el agua de riego, fertilizantes, plaguicidas autorizados o insectos auxiliares, de acuerdo a las prácticas de producción integrada para su cultivo. El pimiento sale a subasta, puede que por 15 céntimos, mientras el consumidor lo compra por más de un euro.

Por todo ello, los agricultores han tomado la sartén por el mango, y con el compromiso de las comercializadoras que están en el mismo barco. No venderán por debajo de precios mínimos según producto y el estado periódico de la oferta y demanda. De esta manera y hasta la próxima reunión entre Asaja, Coag y las empresas de Ecohal y Coexphal que se celebrará este lunes, los precios quedan configurados de la siguiente manera: pimiento california 0,60 euros, 0,50 euros es el precio de pimiento lamuyo, 0, 40 euros el pimiento italiano, pepino y berenjena y 0,30 euros para el tomate y el calabacín.

Los agricultores claman ahora la colaboración de los políticos para que ejerzan presión de cara a la Unión Europea en la defensa de los productores comunitarios frente a países terceros. Esto implica control de los acuerdos preferenciales y sanción para sus incumplimientos y proponen iniciativas, como el certificado previo a la importación como se aplica en el producto de la manzana; también se les inculca a la clase política el control de prácticas ilegales por parte de las propias empresas locales, como el hecho de que importen producto, por ejemplo, marroquí y cambien su trazabilidad, es decir, sustituir la etiqueta que marca el origen marroquí por otra que indique que es de Almería, lo que esconde la falta de exigencias sanitarias precisas en esta provincia, por lo que se engaña al sistema, y lo peor se juega con la salud del consumidor.

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