lunes, 1 de noviembre de 2010
La colina de los Chopos: Cien años de la Residencia de Estudiantes
LAEDICION.NET.-Tenemos el agrado de publicar un artículo deConcha Fernández Soto, profesora de Lengua castellana y Literatura, sobre los cien años de la Residencia de Estudiantes Albert Einstein visitando la Residencia de Estudiantes en 1923
Me parece un ejercicio saludable de memoria traer aquí la conmemoración del centenario de uno de los símbolos pedagógicos más singulares y legendarios de la historia de España: la Residencia de Estudiantes.
El centro se fundó el 8 de Mayo de 1910 por la Junta para la ampliación de Estudios, dependiente del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes y fue deudor del espíritu de la Institución Libre de Enseñanza de Francisco Giner de los Ríos.
El 1 de octubre de 1910 abrió sus puertas la primera Residencia de Estudiantes que, tres años después, se instalaba definitivamente (y ahí sigue) en unos terrenos que pertenecían al Ministerio de Instrucción Pública. Un cerro que subía hasta los altos del hipódromo y desde el que, en los días soleados, se podía ver la sierra de Madrid. Alberto Jiménez Fraud, el joven malagueño que puso en marcha aquel proyecto pedagógico (y que murió en el exilio y el olvido en Ginebra en 1964), le pidió entonces a Juan Ramón Jiménez que subiese al cerro para consagrar el lugar, y así fue como quedó bautizado como “la colina de los chopos”. Escribió el poeta: “Ahí están, echados todavía en el suelo, con sus raíces en el esportón de tierra madre, oliendo a vida y esperanza. Han traído tres mil, y todos vamos a sembrar los nuestros”.
La Residencia fue un proyecto reformista que pretendía, siguiendo el ejemplo de los Colleges británicos de Oxford y Cambridge, una formación integral de la persona en la que se uniera la convivencia, el diálogo, la tolerancia y el pacifismo, etc. Los residentes y aspirantes a poetas, músicos, cineastas y pintores, llegados de todas partes del país a ese Madrid de principios de siglo, junto a la sección femenina de la Residencia de señoritas, dirigida a partir de 1915 por María de Maeztu, convirtieron este proyecto en un laboratorio de cultura e ilusiones y en una encrucijada de generaciones que los historiadores denominaron por su brillantez la Edad de plata de la cultura española.
Muchos nombres conocidos y no tan conocidos desfilan por nuestra memoria: Unamuno, Ortega y Gasset, Ramón y Cajal, Rafael Alberti, Mª Teresa Léon, Concha Méndez, María Martínez Sierra, Ernestina de Champourcín, Federico García Lorca, Luis Buñuel, Manuel de Falla… todos ellos unidos a un proyecto que vivió su auge con el espíritu de la 2ª República y que quedó truncado y postergado para siempre con el levantamiento militar de Franco…
Una legítima nostalgia nos lleva a una reflexión de Le Corbusier al conocer aquel oasis de estudio y creación: “El Escorial, un rascacielos horizontal, y la Residencia, escuela de solidaridad, de espíritu de iniciativa, de sólida virtud, es como un monasterio sereno y alegre. ¡Menuda suerte para los estudiantes!”.
Esperemos que los actos del Centenario sirvan, al menos, para trazar puentes firmes hacia toda esa tradición cultural perdida, y ayuden a reflexionar con conocimiento de causa sobre nuestro presente y nuestro futuro.
Concha Fernández Soto, profesora de Lengua castellana y Literatura
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