martes, 7 de febrero de 2012

Una campaña a pie de calle

Luis Rogelio Rodríguez Comendador Alcalde de Almería
Los andaluces somos plenamente conscientes de la incapacidad del PSOE para que Andalucía supere la crisis y se den las condiciones que permitan la creación de empleo. No hay que olvidar que los mismos socialistas que este fin de semana escenifican en Sevilla una ceremonia de división interna, son los mismos que apoyaron las políticas que, desde el Gobierno de Zapatero, condujeron a España por el camino del desempleo y pusieron a centenares de familias en la terrible situación de no tener ningún tipo de ingresos. ¿A qué viene, por tanto, hablar de cambio en el PSOE? Pero mientras los socialistas se preocupan exclusivamente de las cosas de su partido, el paro registrado volvió a subir en Andalucía en enero en 39.050 personas (4,03%), una cifra que debería ser un baldón de desvergüenza para cualquier gobernante, aunque el PSOE andaluz sólo está ensimismado en el congreso de los cómplices fracasados de Zapatero. Quien mira para otro lado ante una emergencia social o quien sólo sabe mirarse a sí mismo, no merece obtener la confianza de los andaluces. Frente semejante nivel de despreocupación e indolencia, el Partido Popular supone para los andaluces la oportunidad de invertir el sentido de esta espiral de despropósitos. Y así, de cara a la próxima cita electoral del 25 de marzo, el PP ha puesto en marcha ya su campaña informativa para explicar a los andaluces sus alternativas, sus propuestas y sus soluciones para cambiar la situación de Andalucía. Este cambio es, a todas luces, una urgencia, porque es inaplazable la sustitución de unos gobernantes que se saben incapaces de afrontar el futuro porque están lastrados por su inoperancia y las sombras de una gestión cuajada de escándalos. Con todas las reservas necesarias, he de destacar que las encuestas confirman el clamor de los andaluces por el cambio que propone el PP y consolidan una tendencia que debe suponer para nosotros un estímulo y un indicador, pero nunca una realidad. Hasta la noche del domingo 25 de marzo, no hay clamores ni deseos que valgan. Como siempre digo en estos casos, nadie gobernó jamás con buenos pronósticos. Se gobierna con buenos resultados electorales. Y para ello es necesario que nos volquemos en explicar nuestras medidas y nuestras ideas para que ese cambio que millones de andaluces deseamos pueda convertirse en realidad. Propuestas pegadas a la calle y reformas que conecten con las auténticas preocupaciones de los ciudadanos, que son la regeneración social, política y económica: honestidad, austeridad y compromiso de todos para salir de la situación de postración a la que nos han llevado los gobiernos socialistas. El futuro de Andalucía está en nuestras manos. De todos depende lograrlo.

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