(De mi puño y tekla)
Dado que el “Pillo-Gordillo” y el “Jornalero Cañamero”, han absorbido
todo el protagonismo durante el presente mes de agosto, apareciendo en
varias cadenas de TV y con una completísima miscelánea de astracanadas:
atracos simbólicos a Mercadona y Carrefour, sentadas frente a sucursales
bancarias, Santander y Unicaja, prometido asalto a El Corte Inglés de Jaén,
unido a la práctica de un senderismo reivindicativo por Andalucía, otro grupo
de “Indignados”, cuyo origen e identidad se desconocen por el momento, bajo el
lema de Ocupa el Congreso, se han propuesto rodear la Cámara Baja y acampar
ante ella el próximo 25 de septiembre. Al margen de que el Código Penal prohíba
rigurosamente estas concentraciones con los diputados reunidos en su interior,
sería lo peor que podría sucederle a nuestro país, cuando se está tratando por
todos los medios de recuperar la credibilidad perdida aunque con escasísimo
éxito.
Según los organizadores de la convocatoria, dicen contar con 33.000
personas a través de facebook, totalmente dispuestas a participar, dando
por seguro que dicha cifra crecerá a partir de mediados de septiembre. Ante tal
panorama, imaginamos que el Gobierno con todos los medios de que dispone,
dedicará especial atención y cuidado ante la amenaza de toma y acampada ante el
Congreso. Tal imagen nos situaría en una posición tercermundista de
auténtica república bananera. El actual ministro de Interior deberá ser muy
cuidadoso en el tratamiento de este complejo asunto. Recientemente, su
secretario de Estado para la Seguridad, Ignacio Ulloa, le ocultó que uno de sus
asesores era Gabriel Fuentes, quien presuntamente está vinculado al caso
“Interligare”. Profesionalidad toda, pero confianzas y amiguismos…¡¡los
mínimos!!
Las
redes sociales, como era de esperar, están colaborando activamente con esta
amenaza, invitando a la asistencia a los cientos de asambleas que presuntamente
se están celebrando en toda España. 30.000 personas rodeando el Congreso el
25-S, sería un espectáculo que daría la vuelta al mundo en unos instantes. En
esta ocasión lo pretendido es que el movimiento tenga un carácter anónimo,
organizado por “personas comunes” y aparentando naturalid bajo
los nombres de “Ponte en Pié” y “Marea Destituyente” con una finalidad
totalmente popular.
En
el pasado mes de julio, el responsable de Interior afirmó disponer de
“suficiente información sobre convocatorias expresas para realizar acampadas y
manifestaciones", lo que no deja de ser unas tranquilizantes
declaraciones. La ciudadanía en general está muy quemada y cargada de
razón con todas las medidas de ajuste, recortes salariales, subida del IVA,
etc. Los jóvenes, cuya desesperación crece en progresión geométrica, ante una
llamada a la protesta bien organizada y contra la desastrosa gestión de los
políticos, se unirán a la concentración y las vallas protectoras de las
Cortes Generales podrían saltar por los aires…Sería todo un asalto
“simbólico” del Congreso como los practicados por el SOC y el SAT de los
botarates Gordillo y Cañamero, pero multiplicado por unos cuantos miles de
personas y otros cientos de policías, tratando de evitar la toma del templo de
nuestra soberanía, cuyas imágenes darían la vuelta al mundo en instantes. Solo
pensarlo resulta escalofriante y para nuestra ruinosa situación económica,
lo peor que podría ocurrir.
El
manifiesto de los organizadores se apoya en que la actual crisis ya ha superado
todos los límites considerados como tolerables y la sociedad difícilmente va a
soportar nuevos ataques baja la disculpa de la citada crisis y las presiones de
la UE. Se está culpando de nuestros males por parte de estos nuevos
indignados, a una oligarquía notable y forrada económicamente, porque lo
que no admite discusión es “que el dinero no ha desaparecido cuando todos saben
que simplemente se ha desplazado al bolsillo de unos cuantos privilegiados
en complicidad con todas las fuerzas políticas representadas en el Parlamento”,
unido a la incomprensible negativa del Gobierno a reducir el aparato estatal
(diputaciones, mancomunidades, ayuntamientos) y eliminación de empresas
públicas en todos los ámbitos, consumidores de unos multimillonarios recursos
que serían infinitamente más productivos en manos de empresas privadas que
permitieran el incremento del consumo y la inversión si queremos crear puestos
de trabajo. Si en lugar de afrontar las citadas iniciativas se opta por
recortar las pensiones, al PP le quedaría los dias contados.
Nadie ignora que organizar movidas de esta envergadura precisa de unos medios
económicos considerables cuya cuantía habría que averiguar, de donde provienen
y quien y como se distribuyen ; datos altamente interesantes….
Atentamente.
José-Tomás Cruz Varela
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