Ecología en los invernaderos

La provincia de Almería cuenta con una superficie de invernaderos de unas 27.000 hectáreas frente a las 50.000 que se contabilizan en toda España, conviertiéndose así en la zona más importante para la horticultura protegida de todo el Mediterráneo.
Personas de más de cien países de todo el mundo han acudido a esta tierra con intención de vivir y trabajar en un sector lleno de oportunidades. No obstante, la situación actual no es la más halagüeña. La constante subida del precio del crudo con la repercusión inmediata que supone para sus derivados como plásticos y la descapitalización del sector donde la inversión es cada vez menor, han frenado sustancialmente sus posibilidades de crecimiento.


Compromiso ecológico


Frente a esta tendencia, los invernaderos andaluces optan por evolucionar hacia técnicas y prototipos más innovadores y respetuosos con el medio ambiente, que contribuyen a ralentizar las repercusiones del denominado cambio climático y permiten la elimación del dañino dióxido de carbono gracias a la modernización de las instalaciones y la aplicación de las nuevas tecnologías.

Las especies cultivadas son de lo más variadas, predominando los cultivos hortícolas, sobre todo los de fruto (tomate, pimiento, pepino, berenjena), seguidos en importancia por la floricultura.

Convertido en un sector socioeconómico determinante para la provincia de Almería, los invernaderos siguen gozando de buena salud en lo que a mejoras técnicas se refiere: aislamiento del exterior, mejor aprovechamiento de las aguas pluviales, estructuras más sólidas y eficientes, sistemas de humidificación mediante microaspersores y complejos mecanismos de control del clima y la temperatura, entre otros.

Avances que se complementan con investigaciones financiadas sobre áreas diversas como la virología y la biotecnolgía, que contribuyen a paliar los efectos negativos de las plagas sobre los cultivos, conservando el patrimonio ornamental de la zona mediterránea. Se trata de extraer los métodos más eficaces para el cultivo de plantas fuera de estación para preservarlas de factores climáticos inapropiados y poder producir así las 24 horas del día durante los 365 días del año mediante prestaciones cada vez más vanguardistas.

Gestión de recursos


Pero de estas prácticas se deriva también un uso cada vez más efeciente de los recursos agrícolas disponibles como el ahorro de agua mediante el sistema de suelo arenado o la corrección de la erosión y desertización de los suelos gracias a la cubierta plástica.

Son transformaciones que hacen posible un sistema agrícola renovado donde se practica la gestión de residuos para conseguir compost utilizado como aporte orgánico, y donde a los invernaderos españoles les corresponde la tarea de aportar a la agricultura un plus de calidad medioambiental.

Al respecto, algunos estudios aseguran que “en los últimos 25 años ha descendido 0,3 grados centígrados la temperatura de la comarca Litoral de Poniente de Almería gracias a las cubiertas de plástico de los invernaderos”. Y esto, a pesar de que la temperatura global del planeta ha subido 0,7 grados y en la Península Ibérica ha aumentado 1,5 grados, en el mismo período de tiempo.

Se ha sumado a este progreso el de los denominados cultivos hidropónicos, que consisten en sustratos como serrines, arcillas expansivas, grava, arenas, etc., que sustituyen a la tierra, obteniendo una mayor rapidez en el crecimiento y maduración de las plantas.