lunes, 5 de enero de 2009

El aeropuerto de Barajas vive una nueva jornada de retrasos y cancelaciones

A los conflictos laborales de pilotos y controladores se sumó el mal tiempo
Cancelación de vuelos, retrasos superiores a una hora en la salida de varios aviones, viajeros hacinados en los rincones, largas colas ante los mostradores, cruce de descalificaciones entre responsables de Aena (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea) y los colectivos de pilotos y controladores, y mala visibilidad en las pistas fueron las principales características de la segunda jornada caótica y consecutiva vivida ayer en el aeropuerto de Madrid-Barajas. El conflicto alcanzó tal dimensión que a última hora del día, nadie se arriesgaba a pronosticar cuándo podía volver la normalidad al recinto.
El aeródromo sólo funcionó con dos pistas de las cuatro existentes. Aena argumentó que el número de operaciones que se registra en estas fechas permite esa situación. Además, la niebla reinante provocó que los despegues y aterrizajes se hicieran con más cautela y cuidado que el habitual, lo que aminoró el ritmo. El gestor de los aeropuertos añadió que el retraso medio en la T-4, destinada a Iberia y a sus aerolíneas asociadas, fue de 38 minutos a la vez que hizo hincapié en que las Terminales 1, 2 y 3 no se vieron afectadas por los desórdenes al registrar tan sólo demoras medias de 11 minutos.
Para Aena, el problema tiene su origen el viernes cuando de una plantilla de 23 controladores, siete se dieron de baja médica. La postura de los trabajadores desorganizó las programaciones y trastocó la permanencia de los aviones y de las tripulaciones en los lugares en los que estaba prevista su estancia, lo que siempre tiene consecuencias muy negativas en los días inmediatos. Sus responsables insistieron en que este sábado no faltaron trabajadores en la torre de control.
Un portavoz de Iberia informó a media tarde que las cancelaciones de la compañía rondaban la treintena en el ámbito nacional y la media docena, en el internacional. Mientras tanto, los retrasos alcanzaron una media de dos horas, lo que no evitó que hubiera aviones que despegaran con cuatro horas de demora sobre la salida fijada.
Amontonados
Por su parte, los pasajeros se amontonaron en los mostradores en busca de información y con la vana esperanza de no perder las conexiones que tenían con otros vuelos, a la vez que el cansancio comenzó a hacer mella en su estado físico y anémico. A primera hora de la mañana, agentes de la Guardia Civil tuvieron que personarse en varias puertas de embarque para tranquilizar a los viajeros y evitar incidentes.
Sobre el conflicto y con independencia de las bajas médicas planea, según Iberia, la actitud de los pilotos y de los controladores aéreos que, como respuesta al recorte de horas extraordinarias, han decidido cumplir a rajatabla la jornada de trabajo sin ampliar su actividad laboral, lo que se entiende como 'huelga de celo'. Ambos colectivos niegan esa actitud y argumentan que lo que ocurre es que falta personal para el desarrollo de las operaciones. El conflicto ha servido para que desde el PP) se solicite la comparecencia de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. Los populares temen que Aena oculte información a los ciudadanos y trate de «minimizar un grave problema, que se extenderá a otros aeropuertos españoles». A su juicio, la solución urge porque el caos en Barajas deteriora la imagen de España en el exterior y al sector turístico, importante fuente de ingresos económicos.

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