lunes, 7 de diciembre de 2009

El Roquetas sigue haciéndose fuerte

LAEDICION.NET.-D.M.-Acierto El derbi fue un partido soso y sin apenas ocasiones que se resolvió con un cabezado de David Hernández a la salida de un córner Frenazo El Poli mostró su cara más gris y pone fin a una racha de cinco jornadas seguidas sin haber perdido
El Roquetas ya sabe lo que es ganarle un derbi en su feudo al Polideportivo Ejido. Y lo hizo aplicando una fórmula tan sencilla como difícil, a veces, de poner en práctica, con un trabajo serio y muy ordenado en defensa y siendo capaz de aprovechar la única ocasión clara de gol de que dispuso en todo el partido.

Aunque a todo esto hay que sumarle también un empuje sobre el césped que en caso de los roqueteros fue palpable desde el primer instante del partido. De hecho, el primer tiro que se registró entre los tres palos de cualquiera de las dos porterías lo ejecutó Xavi Molas en el minuto seis.

El Poli, por su parte, inició el derbi con esa apatía a la que parece estar acostumbrándose el equipo cuando llegan los partidos de casa. Es más, como casi siempre, tuvo que esperar a que el Roquetas tratará de merodear su portería para dar los primeros síntomas de reacción sobre el terreno de juego.

Sin embargo, estos síntomas se tradujeron en una conquista del dominio territorial y de la posesión del esférico que, como le está volviendo a pasar de nuevo a los celestes, no se traduce ni en ocasiones de gol ni, evidentemente, en goles.

Así las cosas, el que volvería a probar fortuna en busca de crear peligro con un lanzamiento lejano desde la frontal del área sería el roquetero Javicho allá por el minuto once. Y mientras el Poli seguía dominando un balón con el que, a veces, daba la sensación de que no sabía que hacer, el Roquetas, bien pertrechado atrás, trataba de salir en velocidad a la contra en busca de su 'presa'. Y fruto de esta estrategia, Esteban se encontró, pocos minutos después, con un balón dentro del área celeste para sacarse un disparo cruzado que consiguió atajar un atento David Valle.

De este modo, pronto se vio que al Roquetas le valía el empate y que todo lo que pasar de ese resultado tenía intención de buscarlo en una contra o acción de estrategia. Y, por otra parte, también se pudo comprobar como el Poli volvía a ser presa de su propia apatía durante una primera parte en Santo Domingo y que aunque daba la sensación de querer hacer algo más, también daba la impresión de que, al menos ayer, no daba para más.

Y todo esto desembocó en unos primeros cuarenta y cinco minutos en los que los únicos zarpazos celestes se resumieron en unas cuantas galopadas de Antoñito como si fuera 'el llanero solitario' contra la defensa del roquetas, unas cuantas incorporaciones de Pichardo y Arbilla por los laterales y un lanzamiento lejano de Katxorro que era reflejo de la impotencia que tenía el equipo para poder llegar al área rival.

Por tanto, todo quedó pendiente para su resolución en la segunda parte. Aunque, desde que esta empezó, se vio claramente como las cosas no iban a cambiar. El Roquetas seguía muy cómodo agazapado y el Poli tenía más dominio territorial y del esférico pero no creaba nada de peligro. Así que, por este motivo, llegó el momento de mover los banquillos.

El primero en buscar alternativas fue Nogués, que introdujo en el campo a Gaitán para que Arbilla se fuera al lateral izquierdo y Pichardo se colocara de interior. Y la cosa casi le sale bien cuando, en el minuto 63, llegó una jugada de Katxorro con Nakor cuyo pase al segundo palo remató al lateral de la red el onubense.

Pero el que dio con la tecla de los cambios fue Florit al introducir en el campo a David Hernández. Y es que el ariete supo estar en el sitio adecuado y en el momento oportuno cuando, en el minuto 83 y tras un saque de esquina, remató de cabeza al fondo de las mallas ante la pasividad de todo el equipo celeste.

El gol fue un mazazo para los ejidenses, que trataron de despertar a partir de ese gol y quisieron hacer en diez minutos todo lo que habían dejado pendiente durante el resto del partido. Nogués ya había jugado sus cartas de Manolín y de Gregory antes del gol roquetero y no le quedaba otra que confiar en la reacción de su equipo.

Sin embargo, la precipitación y las imprecisiones de los celestes le facilitaron la tarea a unos rojillos que supieron dormir el partido en los minutos finales para llevarse el primer triunfo de su historia en el estadio de Santo Domingo.


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