Le ha faltado tiempo e influencia a la Vicepresidenta de la Vega para conseguir que Zapatero pueda tener una audiencia con el Papa durante si viaje a España. Sin duda es propia de la cortesía diplomática, se enmarca dentro de las sanas relaciones entre la Iglesia católica y las instituciones políticas, ya sean de ámbito nacional o internacional. Lamentablemente esta normalidad no es la misma con la que el Presidente Zapatero maneja la cuestión de las relaciones entre su Gobierno y los católicos españoles.
No se trata de criticar la visita de Zapatero al Vaticano ni tampoco de negar la importancia de los asuntos tratados con el cardenal Tarsicio Bertone, ni de la posible audiencia en Barcelona: se trata, lisa y llanamente, de pedirle al Presidente del Gobierno de España que se comporte como un hombre de Estado y abandone definitivamente, los tics ideológicos propios de otros momentos de la historia.
No seré yo quien reclamé que José Luis Rodríguez Zapatero se identifique con los postulados de la Iglesia católica. Bastaría con que su Gobierno practicase una laicidad positiva y abierta, respetando y valorando la dimensión pública de la libertad religiosa, y reconociendo cordialmente el arraigo de la fe católica en la historia y en la sociedad española. Sólo le pediría que muestre el talante del que ha hecho tanta gala. Lamentablemente, esa es una de las asignaturas pendientes del Gobierno ZP.
Jesús Domingo Martínez
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