martes, 6 de enero de 2009

Ayuntamientos: Renovarse o quebrar

El pasado mes de mayo sucedió un hecho bastante insólito que, a la vista de las circunstancias, considero apropiado compartir con ustedes: resulta que, para sorpresa de sus 120.000 habitantes, el Ayuntamiento de Vallejo, a las afueras de San Francisco (EEUU), decidió convocar una rueda de prensa para anunciar que se declaraba en quiebra. El alcalde de la ciudad, Osby Davis, reconoció un déficit de dieciséis millones de dólares y aseguró que ni siquiera podían pagar el sueldo de sus funcionarios.
En nuestro país, hechos de esta naturaleza no sorprenderían tanto, quizás porque todos conocemos que los ayuntamientos están sufriendo auténticas penalidades; por ejemplo, los consistorios de León, Lorca o Villajoyosa rozan el colapso, en algunos casos, con presupuestos hipotecados hasta 2011, mientras se debate acerca de la viabilidad de corporaciones como las de Huelva o Cáceres. En este contexto, el Ayuntamiento de Madrid ha admitido una deuda de 7.200 millones de euros, es decir, 2.000 millones más de lo que debe a sus acreedores Martinsa-Fadesa y cuatrocientas veces el déficit por el que la ciudad de Vallejo se ha declarado insolvente.
Así las cosas, parece el momento de que los alcaldes lideren una profunda renovación en la gestión de los consistorios. A mi juicio, los Ayuntamientos españoles no pueden esperar a que el Estado les rescate, tienen que reaccionar para no verse abocados al mismo bochorno público que Vallejo. Al respecto, yo les propondría cinco premisas que, de una forma u otra, ya se comentan en la calle:
1) Racionalización presupuestaria. Aplicando una fuerte reducción a las partidas económicas, especialmente en competencias concurrentes, ajustándose a las necesidades reales para detener la sobredimensión artificial de los presupuestos.
2) Recortar tributos. Como correlato del punto anterior es factible, además de muy útil, rebajar parte de las tasas municipales para fomentar la iniciativa privada y consolidar los sectores productivos. En el medio-largo plazo la cuota de retorno se volverá rentable para los ayuntamientos.
3) Establecer prioridades. Las tareas fundamentales deben consensuarse en un plan estratégico. Asimismo, para corregir un eventual descenso de los ingresos se puede implementar el trabajo por objetivos, garantizando una mayor eficiencia.
4) Recuperar el humanismo. Hay que abandonar los proyectos faraónicos y ordenar la labor pública al bienestar de las personas. Es esencial promover políticas sociales, programas de integración y planes de formación.
5) Erradicar el clientelismo. Dotando de transparencia a las empresas públicas y fomentando la cultura del esfuerzo, valorando la capacidad y el mérito por encima de la filiación política.

José-Domingo Lázaro Álvarez
josedlazaro@yahoo.es

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