martes, 25 de octubre de 2011

La Universidad expulsa durante cuatro años a Jorge Lirola


Mensaje remitido al personal de la UAL:

Estimadas/os compañeras/os de universidad:

El rector, Pedro Molina, me ha notificado que me impone la sanción de "suspensión firme de funciones de 4 años y 3 meses, lo que lleva aparejado que el funcionario (osea yo) queda privado del ejercicio de sus funciones y de todos los derechos inherentes a su condición", por lo que he de dejar de utilizar a partir del 1 de noviembre de 2011 cuantos bienes muebles e inmuebles -ubicados en la Universidad- viniera usando por mi condición de Profesor Universitario durante ese tiempo.

Es decisión de Pedro Molina, Rector de la UAL, a quien he denunciado por prevaricación, fraude, tráfico de influencias y acoso laboral. Entendiendo yo que su decisión no es sino fruto de una represalia y acoso laboral.

Según Pedro Molina, que, a mi entender ha actuado de juez y parte, soy culpable de grave perturbación del servicio, de grave desconsideración con los superiores (con él en concreto) y soy culpable de atentar gravemente contra la dignidad de los funcionarios (otra vez él) o de la administración (la Universidad de Almería).

Pedro Molina, como rector, puede impedirme que deje de dar clases y deje de investigar en el seno de la Universidad de Almería, hasta que un juez se lo impida. Pero no podrá pararme en otros ámbitos en los que seguiré trabajando. Por favor, dejad de utilizad la dirección jlirola@ual.es (que desactivarán el 31 de octubre). Me podéis localizar en jorlidel@gmail.com o ibntufayl@ibntufayl.org

Pedro Molina puede quitarme temporalmente el despacho, pero no los pasillos, en los que podréis encontrarme o junto a su despacho, protestando al tiempo que trabajando en mis proyectos de investigación.

A mí me parece una injusticia y por eso voy a luchar para que se me restituya en mis funciones.

Por la larga experiencia que ya tengo (hace 15 años me pusieron una sanción
leve -ésta la han catalogado como grave- también por un supuesto trato
irrespetuoso con un superior. Pedro Molina entonces era vicerrector en lugar
de rector --lleva más de 20 años agarrado al poder--), éste no va a anular
la sanción de ningún modo (sería reconocer que ha resuelto injustamente y a
sabiendas, osea, que ha prevaricado). En la otra ocasión, aunque la sanción
era solo una mancha temporal en mi expediente, que desaparecía en unos meses
y no suponía nada más, considerándola yo más bien un mérito, se movilizaron
algunos sindicatos y también un colectivo de ciudadanos, de forma que el
rectorado acabó por inventarse "la inejecución con efectos retroactivos", de
forma que la sanción no se llegaba a ejecutar y la medida tenía efectos
retroactivos de modo que había que entender como que no se había llegado a
imponer. Yo mantuve el contencioso y finalmente, tras varios años, me dieron
la razón los jueces que se ocuparon del tema y anularon la sanción, si bien,
dado que iba sólo por el contencioso administrativo, no tuvo ninguna
consecuencia para el Rector, salvo una declaración de los jueces de que
había cometido abuso de poder, entre otras cosas.

Caben, por tanto, muchas actuaciones. Yo particularmente voy a ejercitar las
que se me vayan ocurriendo y estén a mi alcance y, lógicamente, agradeceré
todas las que partan de otras personas o colectivos.
El Fiscal, Antonio Pérez Gallegos, sigue sin querer saber nada, al igual que el Presidente del
Consejo Social de la UAL, Joaquín Moya-Angeler, que también lo es de las de
toda España. Asimismo, Ángel Gabilondo, como Presidente del Consejo de
Universidades, en el que está Pedro Molina. La Inspección de Trabajo sigue
sin contestar y el Juzgado de Instrucción sigue sin poner fecha al acto de
conciliación que pedí (mi abogada está más que extrañaba y dice que no es
nada normal). A todas esas instancias les voy a seguir denunciando los
hechos, hasta que se pronuncien y, si no lo hacen, dejaré constancia de
ello, difundiéndolo. He pedido que se pronuncie el Consejo de Departamento y estoy a la espera de qué hace la Junta de Personal Docente e Investigador.

Me parece sangrante que sea el mismo Pedro Molina, al que he denunciado
públicamente, el que me sancione, actuando de juez y parte, precisamente por
darle difusión a mis denuncias contra sus actuaciones. Entiendo que no es
sino una represalia ante mis denuncias y un intento de acallar cualquier
crítica que se le quiera hacer. Me parece indigno que, en lugar de
denunciarme él ante un juez o la fiscalía, para que una autoridad independiente y no él investigue todos los hechos y pida responsabiliades a mí o a quien proceda, se tome él
mismo, como Rector, la justicia por su mano. Pero no me extraña pues esto no hace sino
confirmarme que Pedro Molina actúa de forma corrupta.

Desde mi punto de vista, si existe corrupción, a cualquier nivel, es porque
los ciudadanos lo permitimos y con nuestro silencio o con nuestra
resignación, no hacemos sino darle carta de naturaleza. Y más las instancias
competentes, como la fiscalía y otras en este caso, que tienen como cometido
actuar contra la corrupción. Para mí, que no se haga nada ante ello es más
grave que el hecho mismo de que Pedro Molina actúe de forma corrupta. Es por
eso por lo que lo que realmente me habría minado es el no haber hecho lo que
estoy haciendo, procurando eso sí no poner todas mis fuerzas en una única
cosa (aprendí a diversificar y a ser realista y práctico, sin perder el
tener ideales) y sabiendo que mi batería interna se sigue recargando
constantemente con las diversas actividades que realizo, tanto académicas como personales. En lo que algunos han calificado de travesía del desierto, seguramente encontraré muchos oasis (algunos ya sé donde están), pero otros serán inesperados para mí y, sin duda, harán que esto merezca la pena, de cualquiera de las formas.

No espero nada, pero no será la nada en lo que yo quiera quedarme, por lo que
sigo adelante con todas mis actividades.

Siento haberme extendido.
Un cordial saludo.
Jorge Lirola.

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